A que velocidad corren las ciudades
“Aquí el día dura 48 horas. En Lima 12″. Es la expresión de un amigo que asumió hace un par de meses una posición ejecutiva en una empresa deportiva con sede en Arequipa.
Esta expresión hace referencia a la sensación de que en provincias el ritmo es más tranquilo o más lento.
Mi primera respuesta ante eso la atribuyo al tráfico, me ha tocado trabajar en el Aeropuerto del Callao y vivir en Surco o San Borja, literalmente mi día se pasaba en el traslado al inicio y final del día así como en traslados a clientes.
El número de clientes que puedes visitar en Lima en una día es menor que otras ciudades del país, básicamente debido a las distancias y el tráfico. Lo usual es agrupar a los clientes por zonas, aunque dependiendo del rubro podrías tener los clientes muy dispersos. Por ello no queda más que correr entre cita y cita.
Un asesor del ministerio de transportes me indicaba que el promedio de velocidad en hora punta en Lima es de 3Km/h, recorridos de 5km (Miraflores – San Borja) se hacen en 1 hora y media. Con esta información la bicicleta surge como una opción más eficiente.
Con el incremento del parque automotor a nivel nacional, lamentablemente el tráfico también va en aumento en muchas ciudades del país, sin embargo salvo excepciones (Huancayo) las autoridades aún no toman acciones al respecto, para desarrollar o implementar sistemas de transporte masivo, que constituyen el mejor camino para reducir el tráfico.
Mencionó Huancayo, aunque como muchas obras de impacto, debido a la burocracia y los opositores la ejecución del Metro Wanka, parece un “nudo gordiano” imposible de desatar, en este caso, como en muchos habrá que seguir la leyenda y hacer lo que Alejandro Magno hizo con el nudo.
Consideremos la experiencia del crecimiento de Lima y evitemos cometer errores similares, planificando el desarrollo de cada ciudad, pensando en Piura 2030 o Huánuco 2035.
Una segunda respuesta son las tradiciones, aunque están cambiando, costumbres tradicionales como la siesta y horarios fraccionados con dos o tres horas de refrigerio, parecen ponerle episodios y pausa al trabajo, causando sorpresa al visitante limeño acostumbrado a almorzar rápidamente y continuar con la jornada.
Estas tradiciones han comenzado a cambiar, con mayor incidencia a partir de la apertura de los centros comerciales (mayor oferta), donde se atiende en horario continuo, impactando en las costumbres de los trabajadores y de los clientes.
Una tercera respuesta es la mezcla tecnología- contacto personal, un menor uso de la tecnología por no tenerla o por preferir el contacto humano antes que el “frío” correo electrónico. Es común en ciudades tradicionales visitar al cliente antes que sólo comunicarse a través de un medio electrónico, eso obviamente impacta en el número y velocidad de clientes visitados, pero puede aumentar el número de ventas.
De una forma u otra la competencia abrirá los caminos y si en algunas ciudades falta velocidad, la llegada de competencia nacional e internacional, impondrá nuevos estándares que deberán alcanzarse y mejorarse sino queremos ser parte de las empresas que no se acoplaron. Finalmente, como acostumbraba decir el Almirante D’Alessio (Centrum) cuando nos pedía leer dos libros para el día siguiente, “sino les alcanza las 24 horas del día, usen las de la noche”.