Momento de ser una gran ciudad
Estaba rumbo al aeropuerto arequipeño cuando comenzó la lluvia del viernes pasado, al menos en mi camino no veía nada más que una lluvia medianamente intensa, minutos más tarde mientras esperaba abordar leía y veía fotos en twitter sobre el desborde de las “torrenteras” en Arequipa. Inmediatamente recordé que hace más de 15 años cuando deje la ciudad, el fenómeno torrentera era habitual en algunos veranos.
¿Puede una ciudad con presencia en los ranking de mejores ciudades de Latinoamerica, con altas tasas de crecimiento, con profesionales ocupando plazas en las principales empresas nacionales e internacionales, tener los mismos problemas de siempre, en qué momento llega el momento de ser una gran ciudad?
Torrenteras son los caminos por donde históricamente fluye el agua que proviene de las zonas altas de la ciudad, al producirse el efecto solo en verano y no todos los años con intensidad, las largas torrenteras que permanecen generalmente sin muestras de agua son codiciadas, aunque parezca increíble, para desarrollos inmobiliarios o reducidas en su amplitud para permitir avenidas o pasos peatonales, entre otros usos.
Como paso en Lima, cuando se llevo arena a la playa Herradura o se desvío el curso del río Rimac para la construcción del proyecto Vía Parque Rimac, interponerse en el camino de la naturaleza tarde o temprano tiene consecuencias.
Otro aspecto recurrente en las ciudades de sierra con fuerte incremento de lluvias en los primeros meses del año es el deplorable estado en que quedan sus vías luego de terminar el temporal, muchos lectores conocerán ciudades del mundo donde llueve 8 meses del año y gracias al uso de materiales adecuados en la pavimentación o asfalto sumado a un sistema de drenaje pluvial, sus pistas lucen bien mantenidas.
Hablamos en esta blog anteriormente de Juscelino Kubitschek y como en su gobierno se inició el proceso de industrialización Brasil y se construyó Brasilia, luego de más de 100 años de estar planificado. Haciendo como decía su lema de campaña “50 años de progreso, en 5 años de gobierno”.
Tanto en Arequipa, como en muchas ciudades del Perú, ha llegado el momento de convertirse en una gran ciudad y eso incluye tener autoridades que dejen de hacer micromanagement y se comiencen a elegir autoridades preparadas y con la visión para dar saltos cualitativos en desarrollo.