Jorge Olcese
Asesor de riesgo de crédito
Ante el escenario actual de disminución de la tendencia de las colocaciones de préstamos a febrero del 2021, en especial de los créditos de consumo en un -8.9% y de tarjetas de crédito en un -20.3%, y enfrentando varios consumidores, así como micronegocios y micro y pequeñas empresas, sus requerimientos de recuperación de ventas y de ingresos, además muchos enfrentados a los pagos por las reprogramaciones que ya deben empezar a cumplir, conviene analizar las perspectivas de atender nuevos clientes, consumidores y mypes, que siendo vulnerables aún no han podido superar contracciones en sus flujos, con estrategias de herramientas modernas de gestión del riesgo crediticio.
Dentro de estos, además de tomar en cuenta las perspectivas de los posibles nuevos clientes, el mercado muestra un gran potencial. Los créditos reprogramados de consumo corresponden al 36.3% del total de cinco millones de clientes en esta modalidad, mientras que los créditos reprogramados en el tipo de microempresa (y personas naturales con negocio) registran un 33% de un total aproximado de 2.3 millones de clientes, a pesar de que para el total de los reprogramados el MEF estima que por lo menos existe una probabilidad de incapacidad de pago del 15% de estos créditos.
Así, proponemos, segmentando con herramientas de inteligencia de negocios y una buena base de datos, considerar lo que es “riesgo tolerable”, en función de nuevos y más creativos parámetros de análisis. Por ejemplo, cliente con varios créditos, pero todos en Normal, excepto uno que por pandemia ha tenido que reprogramar o refinanciar, y por ese está calificado de CPP o Deficiente, y tiene buen historial de por lo menos seis meses de pago puntual. Aquellos que han logrado mantener su empleo o que su ingreso no ha sufrido disminución (los favorecidos con suspensión perfecta de labores) y logran mantener el cumplimiento relativamente estable de sus pagos. Los negocios o talleres que se han mantenido operando durante la pandemia, como alimentos y bebidas, los talleres de metalmecánica ligada a la construcción y otros proveedores del mismo sector, algunas actividades de comercio, los negocios que se han valido del delivery.
Entre estos también se pueden considerar a los negocios o microempresas llamados informales o a los que se han estado creando como nuevos negocios en pleno escenario de confinamiento, si lo que se pretende es generar más empleo e ingresos, y que tienen mercados o perspectivas de mercado a mediano plazo positivos. Para esto, nuevamente se deben aplicar criterios creativos de evaluación de riesgos.