Redacción Gestión

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Provengo de una numerosa familia y, por mis hermanos mayores, tengo muchos sobrinos y sobrinas que están entrando a los veinte. Lo que a menudo me llama la atención al conversar con ellos es su tendencia a creer que, cuando se trata de invertir, deben tomar tanto riesgo como puedan.

Después de todo, si están ahorrando para comprar una casa, o para más los precavidos, pensando en una jubilación, los jóvenes consideran que más riesgo significa más retorno. Entonces, ¿por qué no llegar tan lejos como sea posible?

Ellos son jóvenes; seguro habrá tropiezos a lo largo del camino de inversión; no obstante, tienen el tiempo y la paciencia para sobrellevarlos.

En un mundo de solo y bonos, ellos invertirían todo su dinero en acciones que han rendido 9.05% al año en los últimos 21 años, y nada en bonos que solo han rendido 5.64% al año en el mismo periodo. Parece simple.

Este es el momento en el que intervengo y hago el papel del tío sabio. Los inversionistas generalmente comprenden que invertir en acciones implica más riesgo, pero el riesgo es un tema complicado, debido a que este a menudo es difícil de conceptualizar.

Las personas saben que el riesgo es malo, pero puede resultar difícil tener una idea clara de solo pensar en este en términos prácticos. En el caso de las acciones y , generalmente pensamos en el riesgo en términos de la volatilidad de los retornos.

Las acciones tienden a tener un alto riesgo, de modo que los buenos años para las acciones son mejores que los buenos años para los bonos; sin embargo, los malos años son también los peores. Para esclarecer mejor este punto, observe el cuadro que se presenta a continuación.

Este muestra la frecuencia con la que las acciones y los bonos han alcanzado diferentes retornos mensuales en los últimos 21 años. Por ejemplo, los bonos tuvieron un retorno de entre 3% y 4% en un mes solo en tres ocasiones y nunca rindieron más de 4%.

Las acciones, por el contrario, han rendido más del 3% en 79 diferentes ocasiones, lo que incluye más del 10% en un solo mes.

El otro lado de la moneda es que los bonos nunca han rendido menos de -3% en un mes, mientras que las acciones han rendido menos de -3% en 41 ocasiones distintas, incluyendo cuatro meses distintos en los que perdieron más de 10%.

Por lo tanto, ¿por qué un millennial añadiría bonos a su portafolio? Diversificación. Sí, renuncias a un poco de esa gran alza cuando les está yendo bien a las acciones, pero también puedes crear un tipo de colchón para ayudar a reducir el impacto cuando las acciones pasen dificultades.

Por ejemplo, digamos que mi sobrina de 21 años (nota para las sobrinas y sobrinos que pueden estar leyendo este artículo: no, no me refiero a ustedes. Esto solo se trata de una ilustración) está considerando dos opciones: ya sea colocar 100% de sus ahorros en acciones o crear un portafolio equilibrado con 79% en acciones y 21% en bonos.

En los últimos 21 años el mejor retorno para el 100% de portafolios de acciones ha sido 37.58% (en 1995), pero el peor año ha sido de -37% (2008). Para el portafolio equilibrado, el mejor año ha sido de solo 33.38%, pero el peor año solo ha sido -29.46%.

Por ello, ella solo habría renunciado a un poco más de 4% del alza del buen año, pero hubiera obtenido más de 7% de la baja del mal año. El retorno anual promedio del portafolio equilibrado fue de 8.54%, solo medio punto porcentual por debajo de 9.05% para las acciones. Esto es diversificación en acción.

El portafolio equilibrado proporciona una experiencia más estable en la mayoría de mercados y menos volatilidad en el valor del portafolio. Esto puede generar más confort sobre cuánto dinero tiene un inversionista ahora y en el futuro y hace más sencillo realizar un presupuesto y un plan para ahorros futuros.

Entonces, ¿por qué elijo una asignación de 21% en un portafolio equilibrado? Existe una regla de oro que dice que usted debe asignar el equivalente de su edad, en términos porcentuales, a los bonos. Si tiene 21, esto significa que debe asignar 21% de su portafolio a bonos; si tiene 50, 50% y así sucesivamente.

Como todas las reglas de oro, esta está lejos de ser perfecta, pero es un buen punto de partida para pensar en cuánto debe invertir un inversionista en su portafolio en las diferentes edades.

Si se fija en dónde se encuentran los rendimientos ahora, la idea de comprar un bono de 30 años con un vale de 4% puede no parecer tan atractiva.

Si es un millennial y espera ganar más en sus inversiones en corto plazo que ese rendimiento de 4%, usted puede renunciar a los bonos por completo.

Sin embargo, si ese es el paso que decide tomar, puede prepararse para la decepción. No solo piense en lo que puede ganar, sino también en lo que puede perder.

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