El crédito de consumo fue uno de los más golpeados por la pandemia, pero en los últimos meses da señales de recuperación ante los avances de la vacunación y el levantamiento de las restricciones sanitarias.
Los préstamos de consumo no revolventes, o en cuotas, muestran mayor dinamismo frente a la modalidad revolvente, más vinculada a las tarjetas de crédito, señala un reporte de la SBS
Así, ahora cerca del 80% del total de créditos de consumo del sistema financiero se otorga en cuotas (hace un año en la banca representaban el 75%), y el resto, en la modalidad revolvente.
Además, los préstamos en cuotas crecieron 27.8% anual en abril último, mientras que los revolventes solo 6.9%.
Liquidez
“El financiamiento a través de créditos de consumo no revolventes se ha incrementado debido a que este tipo de crédito presenta un menor nivel de riesgo para las entidades financieras. A esto se suma la necesidad de liquidez de las personas en un contexto actual de estancamiento económico e inflación”, señala la SBS.
Ello acontece en un escenario en que las instituciones prestamistas han restringido sus políticas de financiamiento con tarjetas de crédito, lo que explica la disminución de la deuda de consumo revolvente, refiere.
En el financiamiento revolvente o revolving los clientes cargan los consumos en una sola cuota de la tarjeta de crédito, la cual van pagando de acuerdo a su conveniencia, explicaron expertos. Al final de cada periodo de pago, se renueva el monto disponible de la línea de crédito revolvente.
Cuota mínima
“En términos generales, los préstamos de consumo revolventes son más riesgosos porque no se tiene certeza sobre cuándo terminará de pagar el deudor, y tiene la opción de pagar la cuota mínima”, indicó Yang Chang, docente de la Universidad de Piura.
En una economía normal, los deudores pagan un revolving en cinco o seis meses, detalló un ejecutivo de la banca.
El contexto de bajo crecimiento económico e inflación reduce la capacidad de pago de las familias. Ante ello, la banca está promoviendo más la financiación de consumo en cuotas, a través de préstamos personales o mediante las mismas tarjetas (cuotas fijas), dijo un banquero.
Adicionalmente, mediante la compra de deuda se está cancelando el crédito revolvente y pasándolo a un préstamo con cronograma, agregó.
Deuda promedio
La deuda promedio de los créditos de consumo no revolventes (S/ 20,524) equivale a más del triple de la correspondiente a la modalidad revolvente (S/ 5,924), detalla la SBS.
Con el mayor enfoque en la oferta de créditos en cuotas los bancos buscan limitar su riesgo, pues este tipo de financiamiento les resulta más predecible. “Están otorgando más préstamos personales que tarjetas de crédito, sobre todo en los segmentos masivos”, mencionó otro ejecutivo del sector.
Por su lado, los clientes están más cautos en la toma de créditos y en algunos casos evitan las tarjetas para no sobreendeudarse. Pero siempre está el riesgo de que recurran a los plásticos para cubrir la disminución o ausencia de ingresos, advirtieron los expertos.
Trabajadores dependientes usan más pagos ‘revolving’
Entre los tarjetahabientes que usan el crédito de consumo revolvente se puede distinguir a personas de los estratos socioeconómicos A y B, de buen nivel de ingresos, señaló Yang Chang, de la Universidad de Piura.
Además están en este grupo las personas que hacen compras recurrentes con sus tarjetas de crédito, en particular en supermercados, afirmó. “Un cliente pintadito que usa el revolving es el de los supermercados, compra todas las semanas y no pide que le pongan el pago en cuotas”, coincidió en señalar una fuente del sistema financiero.
Asimismo, entre los trabajadores dependientes, que tienen ingresos más seguros, hay mayor preferencia por el financiamiento revolvente, mientras que entre los independientes predomina el crédito en cuotas, refirió otro experto del sector.
Además, se observa que, para necesidades específicas, la población de entre 20 y 30 años pide un préstamo puntual antes que plásticos, añadió.
Tasas
Las tasas de interés de los préstamos de consumo revolventes, de más riesgo, son mayores que las de no revolventes, dijo Chang. El costo de crédito de consumo en soles en cuotas depende del perfil de riesgo del cliente, pero está entre 15% y 40% anual, mientras que para el revolvente las tasas van de 25% hasta el tope de 83.4%.
En la medida en que persista la incertidumbre política y la inflación y que no haya una recuperación de salarios y empleos, la preferencia por el financiamiento en cuotas seguirá, estimaron los entrevistados.