Luego de cinco años, el escritor Santiago Roncagliolo vuelve a la novela y lo hace con una historia sobre fanatismo religioso, la pederastia y el abuso de poder (ver En Corto). “A partir de la denuncia no solo en el Perú, sino en muchos países que fue como una plaga, empecé a darme cuenta que el caso peruano me había pasado muy de cerca”, cuenta el autor sobre el caso Sodalicio.
¿Cómo se anima a escribir este libro?
Todos los libros y películas que había leído (sobre este tema) contaban las historias de las víctimas, lo cual me parece importante, pero me preguntaba por la historia de los victimarios. Quería tratar de buscar por qué personas que alguna vez fueron chicos buenos, inocentes, se convierten en monstruos, en depredadores sexuales. El bien es fácil de explicar, el bueno es fácil de entender, pero ¿por qué alguien malo no es tan fácil de entender? Ese es el reto que tiene la novela.
Una forma de llegar a la naturaleza humana…
Empecé a encontrar una complejidad sexual mucho mayor de la que se suele conocer. Lo que pasa es que todo era tabú y en una congregación como esa no se puede hablar sobre esos temas. Todo ocurre sin que nadie pueda nombrarlo. Y entonces la manera de buscar una explicación no te la puede dar el periodismo. Es ahí donde entra la literatura a tratar de echar luz.
Se ha hecho una investigación periodística y una obra de teatro sobre este tema. ¿Al momento de escribir, planteó una historia que pueda ser llevada al cine?
Todo lo que escribo es muy visual y tiene un ritmo muy cinematográfico. Siempre me ha gustado el cine, la cultura popular. Pero no depende mí que se haga o no se haga. La diferencia entre hacer una serie y hacer un libro es de US$ 10 millones. Si alguien tiene el dinero, ese no soy yo. La ventaja de escribir libros es que tienes total libertad, es tu nombre el que sale en la portada, eres tú el responsable.
No cierra la posibilidad de llevarlo al cine entonces…
Sin duda. Una parte de esto es mantener los temas vivos. Escribo mucho sobre los traumas de la sociedad, los lados oscuros que no queremos ver. Escribir los hace visibles, hace que no se olviden, que sea más difícil que se repitan. Creo que parte de lo que me interesa de la literatura es rasgar los silencios, es hablar de las cosas que alguien no quiere que hables.
Habla sobre los traumas de la sociedad, ¿cómo ve desde fuera lo que pasa en la campaña electoral?
Me parece muy extraña esta campaña porque nadie hace lo que se hace normalmente. Tienes a dos candidatos que han logrado un tercio de los votos. Lo normal sería que vayan en busca de los otros dos tercios, convencer a gente como yo, que no voté por ellos. Pero eso no parece interesarle en lo más mínimo a ninguno de los dos.
¿Por qué?
Castillo está tratando de que no se note nada de lo que él va a hacer: no decir programa, no decir equipo. Y Keiko está tratando de seguir siendo la misma de siempre, con el mismo equipo, con las mismas ideas. No puedo votar por Castillo porque no sé quién es y no puedo votar por Keiko porque sí sé quién es. Ninguno de los dos está tratando de cambiar eso. Me parece decepcionante por ambos lados.
Mientras tanto, el país sigue polarizado…
Alberto Vergara escribió hace poco que durante las elecciones matamos por nuestros candidatos, y machacamos y trolleamos a los que van a votar por otro. Y luego nos pasamos cinco años diciendo que todos los políticos son iguales, que todos son malos. Es importante que el espíritu futbolístico no se coma la política.
EN CORTO
Argumento. “Y líbranos del mal” cuenta la historia de Jimmy, un adolescente que emprende un desgarrador viaje personal a sus orígenes, con el cual va descubriendo verdades crudas sobre su padre. Su percepción de la realidad da un tremendo giro cuando se encuentra con viejas amistades de la familia.