Raúl Bravo y Carlos Aranda eran los 'bad boys' (los chicos malos) de la cantera del Real Madrid. Así los describe el diario Marca. Dos décadas después de haber forjado amistad, ambos se han visto envueltos en la 'operación Oikos' por presuntamente pervertir las apuestas deportivas.
Un pasado oscuro
La implicación de Aranda con el caso no ha sorprendido a muchos puesto que el ex jugador cuenta con dos casas de apuestas.
Quienes lo conocen de cerca comentan sus problemas desde la infancia, pero no por eso justifican sus actitudes: "Su madre, que era drogodependiente, murió cuando él tenía 9 años (Bravo también perdió bruscamente a su padre cuando era niño) pero él tuvo la suerte de poder criarse y tener oportunidades junto a sus tíos y abuelos. Con su padre no tiene relación, nunca se ha llevado bien. Por eso en sus camisetas de fútbol se ponía N. Aranda, en homenaje a su madre y abuela que se llaman Nina", señala el portal español.
El primer problema de Arana con la policía fue a sus 15 años. Lo atraparon robando una moto que quería vender para, con el dinero recaudado, comprar unas gafas a su novia.
Sin embargo, el incidente que no evitó su paso por el Real Madrid, donde Del Bosque siempre confió en él. "Me enteré después de que había robado una moto, pero decidí mantenerle en la cantera porque, si le hubiéramos echado, quizá habría sido un delincuente", recordaba en 2004 para El País. El comportamiento de Aranda y Bravo en el equipo capitalino fue bueno.
Además, Aranda estuvo implicado en un tiroteo. La policía lo pilló con armas y drogas, golpeó a una agente por lo que fue detenido.
Los lujos y malas compañías
Al lado de Bravo, Aranda compartió vivencias distintas, pero no por eso poco comentadas. "Bravo, que actualmente regenta negocios inmobiliarios, en el pasado salvó con su dinero a Aranda de varios conflictos", señala el portal de España.
Era habitual que el malagueño pasara épocas en la casa fotante que el valenciano tenía en Grecia. Sobre el mar, Bravo vivía en un yate que mantenía por US$22,000 mensuales, indica Marca.
Por otra parte, Bravo y Aranda ya estuvieron implicados en 2003 en la 'operación DJ'. En el caso, un famoso dj era acusado de vender cocaína y éxtasis en discotecas de Madrid. "Les intervinieron 8,5 kg de cocaína y 4.000 pastillas de éxtasis además de armas de fuego, dinero, ordenadores, documentación y vehículos de gran valor", narra la web.
¿Cómo se les ve?
La reciente detención a los futbolistas ya retirados fue en sus domicilios particulares. Bravo se encontraba en su domicilio en Gandía. En la casa había cajas llenas de dinero en efectivo.
En el barrio que le vio nacer, se comenta que las últimas inversiones que había hecho el exjugador no estaban resultando del todo positivas. Aún así, sigue imponiendo respeto en El Palo, donde su familia tiene mucho poder e influencia: "Aquí la mayoría les tiene mucho miedo, lo mejor es no decirles nada", comentaron algunas fuentes en anonimato al Marca.