A partir de una larga experiencia de trabajo en colaboración con personas, grupos y organizaciones, así como de sus viajes a diversas partes del mundo, Nancy Cooklin -coach, consejera y entrenadora- ha creado un modelo denominado “human Leadership”, de gran demanda en contextos empresariales y formativos.
“La clave para orientar grupos de trabajo es simple: estar presentes como personas, ser líderes humanos completos”, afirma la autora, con quien conversamos en esta entrevista.
¿A qué tipo de líderes les cuesta más adoptar el modelo “human leadership”? ¿Por qué?
Tengo que confesar que quien se acerca a esta conversación sea a nivel personal o llevándolo a su empresa es porque está curioso de crecer y cambiar el enfoque de cómo liderar sus equipos. Así es que diría que les cuesta más a los que eligen no ¨acercarse¨ porque saben que el trabajo inicia por uno mismo. Pararse para analizar los propios límites y comprometerse a cambiarlos es más difícil.
En ese caso, ¿hay alguna generación de líderes que presenta más reticencia?
Podría osar decir que les cuesta más a las generaciones de los boomers, que ya estamos cómodos con nuestro “éxito” y que muchas veces nos ciega y engaña. Los que piensan que “ya llegaron” a donde una vez pensaban que querían llegar. Pero no se llega nunca. Se crece, se muta, se cambia constantemente. El territorio empresarial ha cambiado y nuestros clientes externos, y sobre todo internos, son cada vez más exigentes a nivel personal. ¡Quieren trabajar con personas que les guste, así de fácil y básico!
Para los líderes millennials este enfoque puede parecer tal vez más natural de adoptar, pero ¿qué limitaciones u obstáculos encontramos en ellos?
Este es un tema muy personal que va de persona a persona y he visto de todo en diferentes generaciones. Personalmente, me gustan los millennials. Tienen unas ganas de aprender que hace que apliquen inmediatamente cualquier conocimiento nuevo que sientan que les pueda ayudar a crecer. Por otro lado, son muy preparados, muy competitivos entre ellos y se exigen demasiado y esto a la vez los ofusca. Hace que trabajen horas absurdas y cuestionen constantemente su valor, llevándolos al agotamiento, o a no crecer en la organización, que los frustra más. Ese es el momento de tomar consciencia de qué fue lo que los llevo hasta acá.
¿Qué les recomendaría?
¡Conocerse mejor! Por ahí empiezo siempre. Los millennials arrancaron llenos de metas y sueños, generalmente con padres exitosos, así es que tienen estándares muy altos y muchos se olvidaron de conocer y entender el comienzo de la película, de su historia. ¿Quiénes han sido sus mentores? ¿Cuáles son los modelos o anti modelos que han guiado sus acciones y elecciones? ¿Las metas que se han puesto son personales o inconscientemente de otras personas?
¿Ha podido conocer a ejecutivos que no querían cambiar su forma a de liderar, que valoraban más sus aspectos técnicos que el humano?
Los cambios radicales de liderazgo pasan casi siempre por quiebres personales. Generalmente se sienten mal física o emocionalmente, no logran los resultados que se fijaron, los despiden, le dan el puesto que se esperaba a otra persona, etc. Entonces, cuándo en el primer encuentro llegan por estos temas muy profesionales, aparentemente, y empezamos a trabajar con su historia personal, a veces no entienden, se resisten o no confían que la solución vaya por ahí. Pero por suerte, cuando alguien te elige como coach, es porque confían en ti y así partimos. Después de la primera sesión se sienten más completos, ya no hay que convencerlos, automáticamente se sienten más motivados y contentos.
Se tiende a separar la vida laboral de la personal...
Hoy en día esto ya no funciona. Una persona no puede operar en modo sostenible a largo plazo, si dentro de sí hay fronteras muy delimitadas que no permiten ser líder desde una mirada auténtica y personal. La experiencia del covid y el trabajo remoto ha catalizado esta conversación. Entramos todos a las casas de nuestros colegas, jefes, practicantes, todos, no se salvó nadie. Y gracias a esto conocimos cosas que nunca hubiéramos preguntado o sabido de las personas con las que trabajamos todos los días por muchas horas.
¿Algún ejemplo que nos pueda contar?
En mi reciente publicación cuento la historia de Massimiliano. Cuando trabajó conmigo, no entendía porque su equipo no lograba estar motivado y como buenos bancarios, los incentivos iban por el lado económico. Pero estudios demuestran que después de una cierta cantidad de sueldo, las personas ya no trabajan por dinero, si no por pertenencia, por trabajar con una persona que reconozcan como líder, porque representa una persona coherente y “humana”. Bastó que él compartiera parte de su historia con su equipo, se abriera a compartir más aspectos personales, y escuchó completamente las necesidades y dudas de su equipo, que automáticamente logró crear un clima de equipo más fuerte y que luego se reflejó en los resultados de desempeño.
¿Qué tan usual es encontrar líderes desmotivados? ¿Cuáles son las razones más comunes de la desmotivación y cómo cambiarla?
Es muy usual, fisiológico y hasta sano diría en algunos casos. Llegamos todos al mundo con el tanque emotivo lleno y andando por la vida hay que ir poniéndole la gasolina que nos nutre. Si no lo hacemos, es seguro que perdemos motivación. Hay pasajes en la vida en los cuales no le hacemos caso porque pensamos que debemos seguir adelante como sea y, como digo yo, hay que unir los puntitos. Es muy importante retomar y cerrar cuentas que tenemos pendientes con nosotros mismos. Estamos acostumbrados a sanar nuestras necesidades internas con factores externos, usamos curitas emocionales, dependencias: maratones de netflix, alcohol, ansiolíticos, comida, llenarnos el tiempo con cualquier cosa.
¿En qué otro proyecto editorial trabaja actualmente?
Actualmente estoy trabajando en otros proyectos editoriales y cursos que dicto como coach, siempre con el objetivo de entregar herramientas que ayuden a los profesionales a tener un mejor desempeño y tener un equilibrio entre su vida profesional y personal.
EN CORTO
“El millennial debe aprender a comunicar con sus superiores y no esperar que todo llegue como una orden. Es decir, ser más proactivos y lograr las metas en equipo. Además, compartir conocimiento y mejores prácticas con los colegas. De este modo se genera una red de conocimiento que hace que se creen equipos más fuertes y que todo el sistema crezca”, sostiene Cooklin.