Las zapatillas deportivas no son un simple calzado informal, sino el resultado de un diseño comparable al de una obra de arte, y el Museo del Diseño de Londres ha puesto en valor su importancia con una exposición que quiere convertir en su gran baza tras permanecer meses cerrado por la pandemia.
La muestra “Sneakers Unboxed: Studio to Street” (“Zapatillas desempaquetadas: del estudio a la calle”), abierta al público desde el último martes hasta octubre, explica que el mercado de las deportivas está en auge, y se prevé que alcance un valor de más de US$ 100,000 millones (82,200 millones de euros) en el 2025.
En el 2019 se vendieron 1,282 millones de zapatillas en todo el planeta. Reino Unido es el tercer país que más deportivas consume del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos. Sin embargo, no está entre los diez países que más las producen, de los cuales, más de la mitad son países asiáticos.
La exposición divide sus salas entre “Estilo” y “Funcionamiento”, y repasa la historia y evolución de las zapatillas, así como su influencia en el mundo del deporte, de la cultura urbana, o la moda.
De hecho, dedica un espacio a las deportivas de “alta costura”. En las últimas décadas, las marcas de moda de lujo, e incluso las de supermercados, se han sumado a la producción de zapatillas de deporte propias. Stella McCartney, Dior, Balenciaga o los almacenes suecos Ikea son ejemplo de ello.
Es la llamada “trainermania”, o pasión por las deportivas, que sufren personas como el experto británico Kish Kash, que colecciona centenares de ejemplares.
“Las zapatillas de deporte son una forma de arte para mí, las veo como arte. Otros podrán decir que es una obsesión, pero yo digo que es más una apreciación”, explica en una proyección.
La exposición se remonta a los orígenes de este tipo de zapatos, así como a los materiales que las forman; la vida útil de las mismas, así como la huella de carbono que dejan durante su proceso de producción y de desintegración, que puede llegar a durar hasta mil años, en algunos casos.
Pero también mira al futuro. En el Museo del Diseño se puede ver un ejemplar de la tejedora robot que Adidas utiliza en la fabricación de sus próximas zapatillas “Strung”, capaz de finalizar en cuestión de minutos un ejemplar, algo que pretende reducir el impacto medioambiental casi a cero.