Elaine Thompson-Herah, atletismo.
Los 10.61 segundos más importantes de su vida
Antes de cruzar la línea de los 100 metros, la velocista Elaine Thompson-Herah apunta con su mano el marcador, a lo Usain Bolt, porque sabe que ha ganado. “El señalar, la verdad no sé qué significa. Para mostrar que estaba primera”, dice al ser entrevistada luego de ganar el oro.
Thompson-Herah pulverizó el sábado el récord olímpico establecido por Florence Griffith Joyner hace 33 años en los 100 metros femeninos e hizo historia con un registro de 10.61 segundos. Es, hasta ahora, la segunda mujer más rápida de la historia. En la misma carrera,
Thompson venció a Shelly Ann Fraser-Pryce y Shericka Jackson. Ambas son Jamaica también y compartieron el podio (una hazaña que no sucedía desde Beijing 2008) pero la rivalidad parece que traspasa la pista atlética. Lo que sí comparten es el auspicio de Nike, que calza a las tres atletas con las Nike MaxFly, unas zapatillas diseñadas especialmente para velocistas.
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La heroína latinoamericana de los Juegos
Yulimar Rojas, atletismo.
Podría decirse que el 2015 fue el año en el que la carrera deportiva de Yulimar Rojas dio un giro. Un día aceptó como amigo en Facebook al cubano Iván Pedroso, un excampeón de salto de longitud y con el que se puso a entrenar meses después.
El último domingo, con un salto de 15,67 metros, la venezolana se convirtió en tres veces reina del atletismo: medalla de oro, título olímpico y récord mundial. Esta proeza la convierte hasta ahora en la heroína latinoamericana de los Juegos. “Ha sido un momento mágico”, dijo la atleta, que rompió el récord fijado por la ucraniana Inessa Kravets en 1995.
“Desde que me desperté esta semana, sabía que iba a ser un día bonito”, comentó. “Sabía que iba a ser un día maravilloso. Iba a ser el día que iba a hacer historia”, agrega Rojas.
¿Qué sigue? Yulimar tiene más ambición y ahora quiere saltar arriba de los 16 metros. “Ya vienen”, advirtió. “Esta noche me quedé bastante cerca. Se hace más latente”, señala la joven de 25 años y 1,92 metros de altura.
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El hombre que corre para reencontrar a su papá
Marcell Jacobs, atletismo.
Marcell Jacobs Sr. se está enterando por las noticias quién es su hijo. El nuevo campeón olímpico, que también lleva su nombre, es el hombre más rápido del mundo, consiguió el oro para Italia en los 100 metros planos y, hasta hace un año, no sabía quién era su padre.
“Pasé toda mi vida sin un padre”, dijo Jacobs el domingo tras ganar. “Y cuando la gente me preguntaba “¿quién es tu papá?”, (respondía) ‘No lo sé’”, contó el atleta. Y es que Jacobs, de 26 años, nació en Texas, Estados Unidos, pero sus padres se separaron cuando él apenas tenía 6 años. “Nunca vi a mi papá desde entonces”, explicó. Sin embargo, hace un año la comunicación se reinició y este detalle, según el deportista, lo ayudó a llegar a Tokio con “una buena mentalidad”. Sabemos por Jacobs que su padre estuvo pendiente de la carrera y le escribió antes de ella. “Tú puedes, estamos contigo”, decía el mensaje.
“Realmente trabajé mucho en el aspecto mental. Porque cuando llegaba el momento más importante mis piernas no trabajaban tan bien”, dijo. “Ahora las piernas funcionan muy bien en el momento más importante”.
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Mijaín López, el cubano indestructible
Mijaín López, Lucha grecorromana.
Su cabeza estaba en la isla y en su hija de apenas dos meses, pero el cubano Mijaín López tuvo que concentrarse para sacar adelante la final en grecorromana. “Solo pensé en ella y en ser lo suficientemente inteligente para hacer esta lucha final de la mejor manera posible”, comentó luego de ganar el oro y convertirse en el primer hombre que conquista cuatro medallas doradas consecutivas en los Juegos Olímpicos.
Tras la victoria, el gigante cubano de 38 años, 130 kilos y 1,93 metros de altura tomó en hombros a su entrenador Raúl Trujillo y le dio vueltas en la lona del Messe Makuhari.
López ganó su primer oro en la disciplina en Beijing 2008, después sumó conquistas en Londres 2012 y Río 2016. “He trabajado muy duro para llegar a este punto”, manifestó tras su victoria de 5-0 frente al georgiano Lakobi Kajaia.
¿Volverá a intentarlo en París 2024, cuando tenga 42 años? No lo descarta. “No quiero decir sí o no, pero a todos, les digo: ¡Mijaín está vivo!”, ruge.
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