A un mes de su inicio, la Copa América sufre los embates de la intensa segunda ola de la pandemia de COVID-19 en Sudamérica y una delicada situación social en Colombia, una de las sedes del certamen junto a Argentina.
La incertidumbre podría despejarse el jueves durante una reunión del Consejo de la Conmebol, integrado por los presidentes de las diez federaciones.
La entidad rectora del fútbol en Sudamérica sostiene la idea original de realizar el torneo por primera vez en dos sedes designadas, Argentina y Colombia, dijo una fuente del balompie regional.
No hay razón para suponer tampoco que los clubes europeos, con la temporada finalizada, se nieguen a soltar a sus estrellas sudamericanas. Nadie puede imaginarse una Copa sin el argentino Lionel Messi o sin el brasileño Neymar.
Estragos pandémicos
La 47 edición del torneo de selecciones más antiguo del mundo ha generado interrogantes. Argentina atraviesa su peor momento de contagios (3.1 millones en total) y de muertes (más de 68,000) por el COVID-19. Colombia sufre una convulsión social por manifestaciones callejeras de protesta con al menos 42 muertos y centenares de heridos.
La tierra cafetera tampoco escapó a los estragos pandémicos. Debido a las concentraciones “es probable que el pico de contagios (más de tres millones, con 78,000 muertos) no baje”, dijo Diego Rosselli, docente de Epidemiología de la Universidad Javeriana.
Ni siquiera los atentados por el conflicto con la ahora desmovilizada guerrilla de izquierda de las FARC lograron frenar la Copa América del 2001 en Colombia.
Sólo que Argentina se abstuvo de participar y Brasil y Uruguay llevaron equipos alternos.
El planeta fútbol se muestra resistente al coronavirus y a las tensiones sociales. ¿Quién se atreve ahora a parar la pelota? El mundo camina como un equilibrista en una cuerda floja: quiere sostener actividades y a la vez proteger la vida de la gente.
“Estamos jugando al fútbol de casualidad y con un montón de contagios”, opinó el exdirector técnico argentino Ángel Cappa.
¿Con o sin hinchas?
El presidente de Colombia, Iván Duque, dijo que “sería absurdo que no se hiciera una Copa América si se está haciendo una Eurocopa, sobre todo cuando las cifras epidemiológicas en varios países son similares o inclusive, en algunos lugares, peores”.
Su homólogo de Argentina, Alberto Fernández, advirtió: “No quiero frustrar la Copa, pero quiero que seamos muy sensatos”.
Cuando la pandemia parecía ceder, la Conmebol anticipó su deseo de jugar con un cupo de aficionados en las tribunas. Aún no hay luz verde.
Con camas de terapia intensiva al borde del colapso, el ministro de Salud de Buenos Aires, Fernán Quirós, alertó que “gran parte del país con conglomerados urbanos no está en condiciones de organizar espectáculos con público masivo”.
La postura de la Conmebol fue pasar al ataque. Lanzó el tema musical oficial de la Copa. “Es una señal inequívoca de que se sigue trabajando”, dijo una fuente de la institución.
Por el momento, las ciudades elegidas en Argentina son Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza y Buenos Aires. En Colombia, Barranquilla, Medellín, Cali y Bogotá, del 13 al 10 de julio.
En Paraguay, en cambio, se habla abiertamente de que podría jugarse en Asunción, Luque, Villarrica, Ciudad del Este y Encarnación.
Por ahora, se arranca el 13 de junio con Argentina-Chile en el Monumental de Buenos Aires y se consagra al campeón en el Metropolitano de Barranquilla, el 10 de julio.
Vacunas a granel
Luces amarillas siguen encendidas por la oleada de contagios en planteles que están jugando las copas Libertadores y Sudamericana.
La Conmebol dispone para la Copa América de una parte de las 50.000 vacunas donadas por el laboratorio chino Sinovac. Hasta las familias serán inmunizadas. Se planea armar vacunatorios en Londres, Roma y Madrid para los sudamericanos que juegan en Europa.
En Brasil, por ahora, ni la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) ni el entrenador de la ‘Canarinha’, Tite, se han referido a la incertidumbre por la Copa.
Bajo el embate de una segunda ola de la pandemia, Brasil es segundo país del continente con mayor cantidad de muertos (más de 425,000 muertos), después de Estados Unidos. La vacunación avanza a paso lento.
“Desde el comienzo de la pandemia, los dirigentes del fútbol brasileño solamente pensaron en ellos, en el juego y en el dinero”, opinó Walter Casagrande, exjugador de la selección brasileña.
Brasil, campeón vigente, jugará en el Grupo B frente a Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. En el Grupo A estarán Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay (el más ganador con 15 trofeos).
¿Parar la pelota? De eso no se habla.