Profesor de Pacífico Business School
Sueles llevarte bien con la mayoría de los colaboradores en tu empresa, pero en ciertas ocasiones has tenido roces fuertes con un colega, quien por las prerrogativas que tiene, a veces impide que el trabajo de tus áreas “fluya” y que tus iniciativas lleguen a buen puerto. Si bien suele interferir con tu gestión y tus iniciativas, en ciertas ocasiones muestra interés en apoyarte, lo que te desconcierta, pues no sabes con claridad cuáles son sus intenciones y si solo te apoya por conveniencia o de cierta forma, buscando congraciarse contigo. También se dan casos de otros empleados quienes siempre demuestran gran cordialidad y diligencia hacia ti, pero a espaldas tuyas hablan mal de ti e inclusive entorpecen tu labor.
Hay personas en quienes confías plenamente y otras en quienes definitivamente no; pero la “bipolaridad colaborativa” de esos colegas hacia ti hace que no te generen confianza.
¿Será el actuar con solidaridad, respeto, transparencia y veracidad en nuestras relaciones con compañeros de trabajo una garantía para no generar enemistades? ¿Y será la búsqueda del beneficio individual un motivador suficiente para apoyar a otros?
¿Qué efectos generan en la empresa situaciones en las cuales dos directivos con poder están semi enemistados o distanciados?
¿Amigos y colegas?
Sigmund Freud sostenía que la amistad se basa en una “benevolencia recíproca” y resultaba lo más necesario en la vida. La esencia de la amistad está en compartir, conversar y compenetrarse, y tiene que ver con un desprendimiento, pues una persona busca para su amigo lo que buscaría para sí misma.
Hay quienes prefieren no hacer amigos en el trabajo, ya sea por no perder tiempo que pueda impactar en su productividad o por evitar sesgos emotivos que puedan interferir con sus responsabilidades hacia la empresa.
“Frenemies”
El término “frenemy” suele usarse para describir a alguien que se supone es tu amigo, pero con cierta frecuencia actúa como si fuera tu enemigo o viceversa, generándose lo que en psicología se conoce como “relaciones ambivalentes”. Según investigadores, este tipo de relaciones están marcadas por la competitividad -en la cual se ve al otro como un rival al cual vencer más que a un amigo a quien apoyar-, los celos -ya sea en términos de conexiones sociales o posesiones materiales- y la desconfianza -falta de interés por cultivar la amistad-.
Según un estudio de Timothy Smith y Angela Hicks publicado en Annals of Behavioral Medicine, cuando una persona conversa con un amigo ambivalente sobre un evento pasado negativo, se generan niveles más altos de presión sanguínea y ritmo cardiaco en comparación a cuando se conversa de lo mismo con un amigo servicial y solidario.
Vida laboral
Descontando las horas que empleamos durmiendo o transportándonos hacia o desde la oficina, pasamos la mayor parte de nuestra vida consciente trabajando, por lo que resulta natural que hagamos amigos en el trabajo más que en el colegio, la universidad, nuestro barrio o inclusive a través de amigos ya existentes. Sin embargo, muchas veces en la empresa se espera que dejemos nuestras vidas personales al cruzar la puerta de la oficina.
Stephen Covey, autor del célebre libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, sostenía que la confianza es el “pegamento” de la vida y el ingrediente más importante para una comunicación efectiva y poder sostener nuestras relaciones. Si buscamos generar confianza, no esperemos recibir algo a cambio para empezar a apoyar a otros en la empresa, mostrando un genuino interés en su bienestar.