Las tensiones diplomáticas entre China y Australia a propósito del COVID-19 van en aumento. La última víctima es el vino australiano, contra el que el gigante asiático lanzó el martes una investigación antidumping que podría desembocar en altos aranceles.
La investigación, lanzada contra las cosechas importadas en el 2019, fue anunciada por el ministerio de Comercio, que dijo actuar a petición de la Asociación china de Bebidas Alcohólicas.
Australia fue el principal exportador de vino hacia China en el primer semestre del 2020 en volumen, por delante de Francia y Chile, según la Cámara china de Comercio de Alimentos (CFNA).
Las exportaciones alcanzaron el año pasado 1,250 millones de dólares australianos (760 millones de euros), según Canberra. Es el mayor mercado de exportación de este producto.
“Respetamos el derecho de cualquier nación a defender sus productores nacionales contra las prácticas comerciales desleales y no competitivas”, reaccionó el martes el ministro australiano de Agricultura, David Littleproud.
“Pero rechazamos cualquier acusación” según la cual el vino australiano habría sido vendido a precios de dumping, señaló.
El dumping, del que Pekin acusa a Canberra, es una práctica que consiste especialmente en vender al extranjero a precios inferiores a los que se practican en el mercado nacional.
Las relaciones entre los dos países son tensas desde que Australia, al igual que Estado Unidos, pidió en abril una investigación internacional sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19.
El nuevo coronavirus fue detectado por primera vez a finales del 2019 en la ciudad china de Wuhan. Canberra y Washington acusan a las autoridades chinas de no haber reaccionado adecuadamente, lo que provocó la ira de Pekín.
Amenazas
A finales de abril, el embajador de China en Australia, Cheng Jingye, advirtió que la posición australiana podría provocar un boicot por parte de los consumidores chinos.
“Quizás la gente se diga ‘¿Por qué beber vino australiano, comer carne australiana?’”, declaró el diplomático en una clara amenaza.
Primer socio comercial de Australia, China suspendió unas semanas después las importaciones de carne de cuatro grandes proveedores australianos, y después impuso aranceles del 80.5% a la cebada de este país.
En junio, Pekín invitó a los turistas y estudiantes chinos a evitar Australia, justificando esta recomendación por incidentes de carácter “racista” contra personas de origen chino.
Preguntado el martes sobre si la investigación antidumping era una nueva medida de represalia, un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, aseguró que se trataba de un procedimiento "normal".
Las relaciones bilaterales comenzaron a deteriorarse en el 2018, cuando Australia excluyó al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei de la construcción de su red 5G, en nombre de la seguridad nacional.
‘Problema político’
“Muchas colectividades locales, propiedades vitícolas y vendedores australianos nos contactaron hoy”, confiesa Hong Boyong, director general de Pran Wines, un gran importador de vinos australianos con sede en Shanghái.
"Nos preguntan si tenemos la intención de apelar [al gobierno chino]. Les decimos que son los actores australianos del sector los que deben exhortar [a Canberra] a hacer frente a este problema", explica Hong.
“Cuando un problema político no se resuelve correctamente, tiene repercusiones económicas. Si las relaciones China-Australia no son buenas, ¿por qué deberíamos comprar vuestros productos?”, se cuestiona.
Según él, algunos de sus amigos importadores se plantean recurrir a vinos chilenos o sudafricanos, en previsión de posibles aranceles contra las cosechas australianas.
La investigación antidumping debe acabar antes del 18 de agosto del 2021. Pero la preocupación parece extenderse ya en el sector del vino en Australia.