(Foto: Difusión)
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En periodo de confinamiento, pese a que la actividad futbolística es nula, los estadios deben mantenerse con un objetivo claro: estar ‘operativos’ en cuanto se reanuden los campeonatos.

Pese a que los clubes profesionales han optado, cuando es posible, por el o el paro parcial, no se debe pensar que los estadios están a día de hoy completamente vacíos.

"Siempre hay una presencia humana para labores de jardinería", asegura Christophe Pierrel, presidente de la empresa que gestiona el estadio del Girondins de Burdeos.

En Gerland, el recinto del equipo de rugby de Lyon, el LOU, "un agente de seguridad está presente en el lugar las 24 horas del día, como es habitual", pero además de prevenir posibles intrusiones en estos estadios, sus propietarios se aseguran que no hay ningún incidente en el interior.

Algunos clubes, como el Olympique Lyonnais, “han aprovechado para preparar algunas operaciones de mantenimiento” como la sustitución de los filtros o el vaciado de las bañeras de balneoterapia, imposibles de realizar durante una temporada normal.

En conjunto, "no se trata de grandes trabajos, pero sí de un mantenimiento para que cuando se reanude la actividad, las instalaciones puedan estar operativas rápidamente", resume Jean-Pierre Mougin, presidente de la agrupación de circuitos automovilísticos en Francia.

Una dificultad añadida en las instalaciones de propiedad pública, es que no se pueden realizar grandes trabajos, ya que los procesos de licitación de obras no han podido organizarse como consecuencia del confinamiento.

El principal interés de los clubes de fútbol es mantener en buen estado el césped de los terrenos de juego. "Estimamos que es una actividad esencial", dice Paul Barber, que dirige el club de fútbol de Brighton, en Inglaterra.

"Hacemos lo mínimo, justo para asegurarnos que las canchas están cuidadas, porque es un bien inmobiliario muy caro que no podemos dejar degradarse", agregó.

"Al principio, implantamos un sistema para minimizar el número de intervenciones, pero no funcionaba porque si el clima es favorable al crecimiento de la hierba y, si no la cortamos, la dañamos más que otra cosa y corremos el riesgo de encontrarnos en la reanudación con un campo de heno" en lugar de césped, explica Arnaud Denis, director de la empresa que cuida el terreno de juego del estadio del Reims y de las canchas del centro de entrenamiento Raymond Kopa.

Cero actividad, mismos gastos

Además de cortar el césped y regarlo, también hay que tratar de evitar la aparición de enfermedades, de hongos.

Imprescindible, este mantenimiento se realiza no obstante con el mínimo personal: dos operarios en lugar de los seis habituales en Reims, uno en lugar de tres en el centro de formación de AS Nancy... y siempre cumpliendo las medidas de distanciamiento propugnadas por las autoridades sanitarias.

¿Qué coste tiene todo ello para los propietarios de estas instalaciones deportivas?

El Lyon explica que "la mayoría de las instalaciones técnicas se han parado para evitar un consumo de energía inútil", pero en Burdeos se admite que los ahorros son mínimos, ya que en muchos casos se tienen que seguir pagando los contratos de mantenimiento firmados con empresas externas, al igual que los salarios de los agentes públicos, cuando son instalaciones públicas, aunque no puedan trabajar.

“No cuesta mucho menos que en una época normal”, admite Christophe Pierrel. En resumen, “la actividad es cero, pero los gastos son casi los mismos”.