Diego Elías sujeta una raqueta desde los 3 años. Su papá José Manuel ‘El Tigre’ Elías fue campeón nacional de squash por 20 años; por eso, de su mano, se crió y entrenó en las canchas hasta que Diego empezó a cosechar sus propios éxitos. El último de ellos fue coronarse campeón del Qatar Q-Terminals Classic 2021, con lo cual entró en el top 5 del ranking mundial. El joven de 24 años conversa con Gestión sobre cómo se abre camino en un deporte poco masivo en el Perú.
¿Cómo maneja la relación con su padre?
Él ha sido mi entrenador toda la vida. Nuestra relación es más como la de amigos. Siempre hablamos de squash y viaja conmigo bastante. Y sí, hay peleas, pero en general siempre tenemos que llevarnos bien como sea. Nos gusta hacer cosas juntos y eso también ayuda.
Hubo una transición entre sus carreras...
Papá siempre me llevaba a todos los torneos y yo era su fan. Cuando comencé a jugar, él estaba casi por retirarse y se convirtió en mi entrenador. A los 16 años comencé a jugar de forma profesional.
¿Qué sacrificios hizo desde pequeño?
Bastantes. Al comienzo también jugaba fútbol, pero como yo quería jugar squash, dejé de hacer ese y otros deportes. Para viajar a torneos tuve que dejar de ir al colegio y estudiar en línea. Así que no hubo viaje de promoción.
¿Cómo se financia su carrera?
Tengo mucho apoyo (económico) desde chico. Primero con la federación y después con las empresas privadas, tengo varios auspiciadores. Como no es un deporte muy conocido en el país, tener el apoyo de ellos ha sido increíble. Con ayuda de ello he podido llegar a donde estoy. Gallagher ha sido fundamental en el desarrollo de mi carrera, por ejemplo.
¿Llega a cubrir todos los gastos?
Sí, con mis auspiciadores tengo todo cubierto. Me quita muchas preocupaciones y puedo jugar más tranquilo. Lo más importante es enfocarme en el deporte y no pensar en cómo pagar un viaje. Tener una agencia y un mánager me ayuda en eso.
¿Qué tan complicado ha sido?
El squash no es tan conocido, así que no es fácil conseguir auspicios. Pero con mis resultados llego a ellos.
¿Cuántos torneos juega al año?
Entre 13 y 17 torneos al año. Uno invierte bastante. El presupuesto anual era aproximadamente de US$ 100 mil. Pero ahora, al estar en la élite del deporte, se requiere un equipo más completo y este se encarece.
¿En cuánto?
Hasta los US$ 150 o US$ 180 mil.
¿Cómo ha cambiado su preparación?
Ahora estoy viviendo en Boca Ratón, Florida. Tengo un preparador físico, un fisioterapeuta y un psicólogo. Trabajo con mi papá en el entrenamiento, pero también tengo dos personas más que me ayudan, un canadiense y un egipcio. Es todo un equipo que está conmigo.
¿Cuáles son sus próximos objetivos?
He llegado a mi mejor puesto, que es el quinto. Estuve lesionado a inicio de año, así que para el próximo no voy a desperdiciar tantos puntos. Mi meta es meterme entre los tres mejores del mundo antes de julio y, si sigo jugando así, puedo lograrlo.
¿Trabajas en la construcción de una marca a través de redes sociales?
No soy el mejor en eso, pero es muy importante y es una parte que me gustaría mejorar para que el squash sea más conocido en Perú. Sé que hay gente que me sigue desde los Panamericanos, pero no suelo colocar muchas cosas del deporte en redes sociales.
¿Hasta qué edad dura esta carrera?
Cada vez los jugadores duran más. Ahora la gente juega hasta los 37 o 38 años y ojalá que en unos años sea más. Si todo va bien, a mí me gustaría jugar hasta esa edad.
¿Piensas en lo que harás cuando llegue ese momento?
Tengo un par de ideas de qué hacer después de que me retire. Pero no estoy seguro. Por ahora quiero seguir pensando en el presente.