El número de casos de COVID-19 está aumentando en Malasia, lo que amenaza con agravar la escasez de semiconductores y otros componentes que han golpeado a los fabricantes de automóviles durante meses.
Históricamente, el país del sudeste asiático no ha tenido el tipo de importancia para las cadenas de suministro que tienen Taiwán, Corea del Sur o Japón. Pero en los últimos años, Malasia surgió como un importante centro de pruebas y envasado de chips, y entre los proveedores clave que operan allí se encuentran Infineon Technologies AG, NXP Semiconductors NV y STMicroelectronics NV.
Ahora las infecciones de COVID-19 se están disparando en el país, poniendo en peligro los planes para levantar los bloqueos y restaurar la capacidad de producción total. El promedio de siete días de nuevos casos diarios reportados ha superado los 20,000, frente a poco más de 5,000 a fines de junio.
Ford Motor Co. dijo la semana pasada que suspendería temporalmente la producción de su popular camioneta F-150 en una planta de Estados Unidos debido a “una escasez de piezas relacionada con semiconductores como resultado de la pandemia de COVID-19 en Malasia”.
Las autoridades del país se están moviendo con celeridad para abordar el brote y han otorgado exenciones a ciertos fabricantes en un esfuerzo por mantener la economía por buen camino.
A las empresas se les permitió seguir operando con el 60% de su fuerza laboral durante los cierres de junio y podrán regresar al 100% cuando más del 80% de sus trabajadores estén completamente vacunados. El 23 de agosto, el número de infecciones reportadas se redujo a 17,672.
Pero la situación sigue siendo volátil. Las fábricas tienen que cerrar por completo durante dos semanas si más de tres empleados contraen COVID-19, bajo pautas no oficiales. La variante delta está resultando particularmente infecciosa y difícil de detener.
La situación podría agravar la escasez de semiconductores, que ya se encuentra en niveles de crisis. Los tiempos de entrega de chips, la brecha que transcurre entre que se pide un semiconductor y que se recibe la entrega, aumentó más de ocho días en julio a 20.2 semanas con respecto al mes anterior, según una investigación de Susquehanna Financial Group.
La cifra de junio ya era el tiempo de espera más largo desde que la empresa comenzó a rastrear los datos en el 2017.
Toyota Motor Corp. dijo la semana pasada que suspendería la producción en 14 plantas porque los proveedores, particularmente en el Sudeste Asiático, se han visto afectados por nuevas infecciones y confinamientos.