Reducir los niveles del colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, hasta rangos por debajo de lo “normal” ayudaría a disminuir el riesgo de padecer aterosclerosis o sufrir una enfermedad cerebrovascular en Latinoamérica, señalaron expertos en una cumbre organizada desde México.
“Disminuir los niveles de colesterol LDL es una estrategia para prevenir y tratar la aterosclerosis —acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las arterias—”, explicó Pablo Corral, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, durante la V Cumbre de Latinoamericana de Colesterol, celebrada virtualmente.
El experto señaló que, según estudios, en países latinoamericanos hay una “altísima” prevalencia de dislipidemia, una alteración de los niveles de lípidos y proteínas en la sangre, que incluye colesterol, triglicéridos o ambos.
Detalló que, por ejemplo, en México la prevalencia de dislipidemia en la población es de 43.6%, mientras que en Chile es de 39%, en Argentina de 28.9% y en Brasil de 22%.
“Los niveles altos de lípidos y colesterol es uno de los factores principales que explica que el infarto y las enfermedades cardiovasculares sean la primera causa de muerte en la región”, abundó.
Atender hipercolesterolemia familiar
Carlos Alberto Aguilar Salinas, médico adscrito de la Unidad de Investigación en Enfermedades Metabólicas del Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán” de México, señaló que el colesterol alto siempre ha sido un tema de gran preocupación.
Explicó que este trastorno puede transmitirse de padre a hijos, lo que es conocido como hipercolesterolemia familiar; sin embargo, es una enfermedad que está infravalorada e infratratada.
“Es un padecimiento más frecuente de lo que se pueda pensar, pero no se hace el diagnóstico porque es una enfermedad asintomática”, indicó.
Señaló la importancia de hacer escrutinios familiares para detectar el riesgo y hacer intervenciones educativas específicas y, en ese caso, iniciar con tratamientos tempranos para evitar que el colesterol alto sea un riesgo para los miembros de la familia.
“El mejor momento para iniciar el tratamiento es lo más temprano posible. Hay pacientes a los que se les empieza a tratar a los diez años de vida y eso impacta en la expectativa de vida y en la reducción de riesgo de padecer eventos cardiovasculares”, precisó.
Ambos expertos coincidieron en la necesidad de cambiar los hábitos alimenticios y de ejercicio para reducir los niveles de colesterol, además de revisarse constantemente y conocer la historia familiar para atender oportunamente este padecimiento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en las Américas, pues cobran la vida unos dos millones de personas cada año.
El último informe sobre defunciones registradas del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), dado a conocer en octubre, señaló que en el 2020 las muertes por enfermedades del corazón -218,704 defunciones- estuvieron más presentes en los mexicanos que el COVID-19, representando el 20.1% del total de decesos.