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Hoy, el operador cambiario moderno puede arreglar una cita, llamar un taxi y realizar una operación de US$ 100 millones... todo desde su celular.

El mercado financiero más grande del mundo está entrando en la era del iPhone, en tanto los inversores encuentran nuevas formas de trabajar cuando no están en el salón de transacciones. 

En una encuesta de JPMorgan Chase & Co. entre más de 400 operadores institucionales de monedas extranjeras, tasas y materias primas, el 61% dijo que es “extremadamente” o “bastante” probable que use una aplicación de operaciones para dispositivos móviles este año, frente a 31% en el 2017.

Sin embargo, la mitad de los encuestados, de los cuales la mayoría eran operadores cambiarios, dijo que el principal obstáculo eran las políticas de las empresas que prohíben operar con dispositivos móviles.

“Observamos un cambio considerable respecto a si las instituciones permiten usar dispositivos móviles” en los últimos 12 meses, dijo Scott Wacker, director global de ventas y marketing de comercio electrónico de JPMorgan en Londres. “Esa forma de comunicación está transformando por completo la manera de hacer cosas”.

Las empresas financieras están empezando a aceptar más que los empleados usen aplicaciones para dispositivos móviles a medida que mejoran las funciones de seguridad, entre ellas el reconocimiento de rostros y los lectores de huellas digitales, dijo el ejecutivo.

La operación más grande realizada en la aplicación de operaciones cambiarias para dispositivos móviles del banco superó los US$ 400 millones, y no es raro ver que se efectúen transacciones de US$ 100 millones por la aplicación, cuyos principales usuarios son fondos de cobertura y otras instituciones financieras.

Beneficios
La adopción llega tras una disparada de las operaciones online o electrónicas en el mercado cambiario, de US$ 5.1 billones por día, en tanto las empresas tratan de bajar costos y hacer sus transacciones más auditables. En promedio, los operadores realizan cerca del 74% de sus volúmenes totales de forma electrónica, frente a 68% en el 2017, según la encuesta.

“A medida que los productos se hacen más electrónicos, se ve que pasan más volúmenes y aumenta la transparencia”, dijo Wacker. “Esto crea bastante eficiencia y así permite que las instituciones bajen sus costos de ejecución”.

Este año, las nuevas normas MiFID II también influyen mucho: el 73 por ciento de los operadores en la región de Europa, Medio Oriente y África dicen que tendrían un efecto diario sobre sus empleos, frente a 47% en América y 45% en la región Asia Pacífico.

Los volúmenes de permutas y futuros cambiarios electrónicos de JPMorgan casi se duplicaron desde que las reglas entraron en vigor a comienzos del año, según Wacker.