Los países con un crecimiento acelerado se caracterizan por invertir en la generación de conocimiento para responder de manera efectiva a sus retos económicos y sociales. Corea del Sur, por ejemplo, dedica 1,400 dólares por habitante al rubro de Investigación y Desarrollo (I+D). En contraste, el monto asignado por el Perú es de apenas 17 dólares.

“Para un país como el nuestro, con una rica diversidad cultural y natural, pero con marcadas desigualdades sociales y económicas, la inversión en investigación, innovación y creación no es solo una posibilidad, sino una necesidad urgente para alcanzar un desarrollo sostenible y equitativo. Sin embargo, Perú invierte apenas el 0.17% del PBI en I+D, uno de los porcentajes más bajos de la región, muy por debajo del promedio latinoamericano de 0.66%”, sostiene Eduardo Ísmodes, vicerrector de Investigación de la PUCP.

El Perú, además, carece de una visión a largo plazo en este tema. Por eso, no es de extrañar que menos del 1% de su población activa se dedique a la investigación, según datos del Registro Nacional Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Renacyt). Otro punto preocupante es la baja participación del sector privado en el financiamiento de esta labor. Actualmente, su contribución representa apenas el 20% del total, una cifra significativamente baja en comparación con Alemania o Japón, países donde la empresa privada aporta más del 60%.

Propuesta

En este contexto, desde el Vicerrectorado de Investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) se viene promoviendo la implementación del Sistema Nacional de Innovación, denominado SI Perú a partir de los espacios locales o sectoriales. Esta iniciativa se basa en el sistema triple hélice, que integra universidades, empresas y gobiernos para organizar los recursos disponibles y generar conocimiento que beneficie a las comunidades.

Propone un esquema por niveles, con un primer escalón compuesto por los Sistemas de Innovación (SI) distritales. En ese sentido, se plantea implementar un modelo piloto en San Miguel (SI San Miguel), distrito donde se ubica el campus de la PUCP. Esta primera implementación se enfocaría en abordar desafíos locales, como el desarrollo urbano, la reducción de la delincuencia, la digitalización de negocios y la optimización de los sistemas de salud.

Estructura

Con el esquema sugerido, los SI distritales conformarían los SI provinciales, que darían pie a los SI regionales y estos, finalmente, al SI Perú. Además, se plantea construir una plataforma que integre las diversas iniciativas, de tal manera que facilite la transferencia tecnológica, fomente el emprendimiento y genere resultados concretos y medibles.

Como elementos de base, se necesitan equipos dedicados a la investigación, innovación o creación, los que pueden generar tesis, artículos científicos, patentes, libros, obras de arte y emprendimientos basados en el conocimiento, entre otros. Esta propuesta permite integrar diferentes áreas dentro de la universidad, como la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS), las facultades y los departamentos académicos. Además, se requiere tecnología, redes de colaboración y una gobernanza participativa para apoyar todas las actividades. El principal desafío es organizar eficazmente los recursos disponibles para maximizar el impacto del conocimiento generado en favor de la comunidad.

“Existen ejemplos claros que han beneficiado al país, como las plantas de oxígeno y el ventilador mecánico MASI, desarrollados por ingenieros de la PUCP, que fueron distribuidos durante la pandemia con el apoyo de diversas empresas privadas. La emergencia sanitaria demostró que, cuando se alinean actores clave, se pueden salvar vidas”, comenta Eduardo Ísmodes.

Impulsar el Sistema Nacional de Innovación requiere un compromiso de largo plazo y una visión optimista del futuro. Para conocer más sobre los proyectos que se desarrollan en la PUCP, visita .

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