En un contexto de incertidumbre como en el que vivimos, la habilidad de recoger e interpretar rápidamente la información es clave. Cada vez es más importante tener la capacidad de entender el entorno y reaccionar correctamente conforme la situación va cambiando.
La especialista en estrategias corporativas y sostenibilidad, Gisella Benavente - CEO de Axia Consulting Group-, analiza cómo las personas procesamos e interpretamos la información pues resulta crítico para asegurar que nuestras decisiones sean acertadas.
Benavente explica que hay algunos aspectos en el proceso de toma de decisiones que pueden influenciar que estas no sean realmente efectivas:
- Cuando no hay suficiente información
- Cuando hay demasiada información
- Cuando hay muchas personas involucradas
- Cuando estamos emocionalmente involucrados
- O, cuando no te importa que el resultado sea de una manera o de otra
“Es así como al decidir podemos vernos influenciados por sesgos preconcebidos, por el contexto o por nuestras emociones, y reaccionar equivocadamente tomando decisiones que pueden afectarnos en el futuro”, indica.
Ante la cantidad de información que recibe el cerebro, este genera atajos mentales para procesar información de manera rápida y eficaz. Según Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía, nuestro mecanismo de pensamiento tiene un sistema más lento que analiza las situaciones dando una respuesta racional; y un sistema más rápido e instintivo que decide con poco esfuerzo mediante patrones de respuesta aprendidos en nuestra experiencia previa.
“Las ideas formadas en este sistema rápido son las que protagonizan la mayoría de nuestras decisiones y es así como se forman los sesgos inconscientes o prejuicios inconscientes, que son estereotipos o ideas que se reproducen de manera automática y no intencional”, señala.
Benavente explica que todos actuamos movidos por sesgos inconscientes y esto resulta peligroso porque nuestro cerebro no busca la verdad, busca sobrevivir. Y si bien son una herramienta necesaria para el ser humano, generan interpretaciones erróneas o inexactas de la realidad. “De ahí la importancia de ser conscientes de su existencia y comprenderlos, determinando cuáles nos son útiles y cuáles impactan negativamente en nosotros mismos o en la sociedad en la que vivimos”, precisa.
Otro aspecto debemos tener en cuenta, es que cuando nos encontramos ante situaciones que nuestro cerebro percibe como peligrosas o de gran estrés, ya sean reales o imaginarias, se activa automáticamente una respuesta denominada “fight or fly”, gatillada por la liberación de hormonas que preparan al cuerpo para quedarse y luchar o huir para salvarse.
La especialista explica que en estos momentos escuchamos menos y podemos volvernos más agresivos. Y, si bien nos sirve para responder con rapidez no siempre ayuda a tomar decisiones correctas pues nuestro cerebro reduce nuestra capacidad de atención y de identificar diversas perspectivas, dejándonos atrapados en la que nos hace sentir más seguros: “Yo estoy en lo correcto y tú estás equivocado”.
Benavente explica que en una discusión en la que existen puntos de vista opuestos, desde asuntos políticos hasta estrategias de negocios, la protección activada por nuestro cerebro es evitar perder el poder asociado a estar en lo correcto.
Cuando discutimos y ganamos el cerebro se llena de diferentes hormonas como adrenalina y dopamina que nos hacen sentir dominantes o invencibles, y es una sensación que inconscientemente buscamos repetir. “Así, de alguna forma nos volvemos adictos a estar en lo correcto y es por ello que resulta tan importante hacer el esfuerzo de escuchar objetivamente en momentos intensos”, comenta.
Benavente señala que en el caso de los líderes políticos, estar conscientes al tomar decisiones es de extrema relevancia pues impactan en todo un país. “Y es que la legitimidad de un gobierno proviene no sólo de cómo se obtiene el poder, sino cómo se usa el poder”, finaliza.