(Foto: Andina)
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Periodista

La campaña electoral entra a su recta final –estamos a un mes– y recién se empieza a sentir el “calor” de la competencia.

Hemos visto varias encuestas con diferencias en las cifras y en las ubicaciones de las candidaturas presidenciales, aunque en las tendencias sí tienen ciertas similitudes.

Es probable, sin embargo, que estos sondeos, que han tenido muchas limitaciones para su realización por las restricciones que la pandemia y las cuarentenas impusieron, todavía no hayan registrado cabalmente las preferencias de algunos bolsones electorales de zonas urbano-marginales de las provincias, así como de poblaciones rurales.

Esas mismas restricciones –y los bolsillos vacíos de la mayoría de aspirante–han tenido con el freno puesto a quienes buscan la Presidencia –menos a los pocos que tienen plata como cancha–, lo que los obliga ahora a salir a buscar el voto de las regiones, aunque para algunos quizás sea demasiado tarde.

A esto hay que sumarle la indecisión o el desinterés actual de más de la tercera parte del país, lo que hace más difícil aún proyectar posibles o probables resultados.

Con la información que se dispone se pueden hacer muchas conjeturas y se pueden construir varios escenarios, pero todos ellos pueden dar varios vuelcos.

¿Es fijo Lescano en la segunda vuelta?, ¿Rafael López Aliaga será su rival?, ¿Keiko Fujimori puede ser descartada?, ¿la Fiscalía le hace un favor o la perjudica con el pedido de 30 años de prisión?, ¿Verónica Mendoza ya fue?, ¿puede la caída de George Forsyth tener un punto de inflexión?, ¿Urresti puede arremeter en las últimas semanas?, ¿todavía hay una opción para Hernando de Soto?, ¿Acuña puede sorprender?, ¿Guzmán es todavía una opción?

Estas son las preguntas más comunes que muchos se vienen haciendo o nos hacen en cada conversación. Y si bien no hay respuestas definitivas, si hay algunas consideraciones que se pueden hacer.

Hay tres postulantes que hoy –y remarcamos lo de “hoy”– tienen las mejores posibilidades de llegar a la segunda vuelta. Hay un aspirante que puede atropellar con muy buenas posibilidades en las últimas tres semanas con un discurso de unidad y de distanciamiento de los discursos radicales, y desplazar a esos tres. Hay un candidato que podría ser el beneficiario de una eventual caída del actual favorito –si esta caída se da– si, y solo si, redirecciona su campaña de manera audaz y rápida.

Hay una candidata que va a quedarse rezagada porque los votos que dejó ir hacia una candidatura de su misma orilla, ya no regresarán a ella. Hay dos candidatos que habiendo sido favoritos en algún momento ahora ven las cosas cuesta arriba porque son fenómenos limeños, con pocas posibilidades en regiones. Hay un candidato que por más esfuerzos que haga no podrá remontar su ubicación por sus propios errores.

La batalla por los dos cupos queda limitada a cinco postulantes, los demás aspirantes tendrán que remar fuerte para tratar de llevar al Congreso al mayor número de parlamentarios. Los finalistas en la segunda vuelta no serán representantes de la misma orilla o tendencia política.

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