El frágil y precario sistema de salud pública de Perú dio un sorprendente salto al pasar de 100 a casi 2,000 ventiladores mecánicos para pacientes con COVID-19 y hoy sigue inmerso en una fulgurante carrera contrarreloj para multiplicar estos sofisticados equipos y ampliar las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Importados del extranjero, donados por empresas o con prototipos propios fabricados en las universidades, cualquier iniciativa ha sido bienvenida para sumar más respiradores artificiales, que son el último recurso para los casos más graves de insuficiencia respiratoria causada por el virus SARS-CoV-2.
Se trata de un esfuerzo agónico para compensar la escasa inversión que se realizó en las décadas pasadas en la sanidad pública de Perú, lo que llevó a que su sistema fuese uno de los que menos ventiladores mecánicos disponía al inicio de la pandemia, con gran diferencia con respecto a sus vecinos de Latinoamérica.
Cuando el 6 de marzo se confirmó el primer caso de COVID-19 en Perú, el Ministerio de Salud (Minsa) tenía reservadas apenas 100 camas de UCI para la pandemia en un país con más de 32 millones de habitantes, lo que suponía un respirador por cada 320,000 personas.
Para esa fecha, México tenía unos 5,000, Chile 1,200 y Argentina 9,000, aunque el 80% ocupados por pacientes con otras enfermedades.
Un comienzo muy difícil
"Tenemos que recordar lo difícil que fue comenzar con solo 100 camas UCI. Ahora tenemos 1,300 y vamos a llegar hasta los 2,000, pero el equipamiento es difícil de adquirir", dijo el martes el presidente de Perú, Martín Vizcarra, en una comparecencia pública televisada.
Para el 15 de marzo, cuando el Gobierno decretó la cuarentena nacional y obligatoria, los ventiladores mecánicos se habían ampliado a 276, pero seguía siendo insuficiente.
Con los casos de COVID-19 en rotundo auge, Perú acudió a inicios de abril al mercado internacional para adquirir 400 ventiladores mecánicos a China, pero la entrega no era inmediata. No llegarían hasta finales de junio, lo que llevó a buscar en casa soluciones económicas de emergencia.
Prototipos de emergencia
Así, el Ejecutivo encargó a la Armada desarrollar un prototipo básico que pudiese salvar vidas de manera inmediata mientras llegaban los respiradores comprados a China.
Este fue bautizado como Samay (respira, en quechua), un respirador artificial con las funciones necesarias para dar aire a un paciente.
A mediados de mayo ya estaban listas las primeras diez unidades y acto seguido comenzó el ensamblaje de otras cien que continúan actualmente.
Al poco tiempo surgieron iniciativas similares en varias universidades, como Masi (compañero, en quechua), diseñado por un grupo de ingenieros de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), cuya producción vale US$ 5,000 por unidad.
En esta semana está previsto que comience a producirse un primer lote de 200 unidades gracias a las donaciones de varias empresas que han puesto el dinero para su fabricación y posterior donación al Minsa.
Otras propuestas similares llegaron también de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), que crearon sus propios respiradores y planean ensamblar 140 ejemplares.
Donaciones internacionales
Otro gran aporte vino de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), que formó un fondo de emergencia entre sus empresas para adquirir 125 ventiladores mecánicos a China, con un coste por unidad de US$ 12,000, que fueron donados al Minsa.
También hubo donaciones de la cooperación internacional, como los 250 que Estados Unidos envió a Perú tras una coordinación entre Vizcarra y su homólogo estadounidense, Donald Trump.
"También tuvimos reuniones virtuales con los presidentes de China, Corea del Sur, Japón, España y, recientemente la última, con la canciller alemana, Angela Merkel, que ha apoyado con ventiladores para las fuerzas armadas. La comunidad internacional ayuda y trabajamos con una visión conjunta", dijo Vizcarra.
Alemania donó 30 ventiladores a Perú, de ellos doce para la Armada, otros doce a la Fuerza Aérea y seis al Minsa, además de material médico como 100,000 mascarillas.
Apoyo de empresas chinas
También donaron ventiladores empresas chinas que operan en Perú, como la energética estatal Tres Gargantas (China Three Gorges Corporation), que donó 25 respiradores, y Alibaba, que envió cinco ventiladores.
Desde España llegaron otros dos valorados en 50,000 euros para el Hospital Militar Central, del Ejército del Perú, pues las fuerzas del orden que cuidaban el cumplimiento del confinamiento han sido uno de los colectivos más afectados por el coronavirus en Perú.
Con los 250 llegados recientemente desde Estados Unidos y los 400 comprados a China, que arribaron el último martes a Lima, Vizcarra aseguró que están muy próximos a llegar a la meta de los 2,000 ventiladores que se propusieron el mes pasado.
“Lo hemos conseguido cuando al inicio teníamos un sistema muy precario”, reconoció Vizcarra, cuyo país es el sexto del mundo y el segundo en Latinoamérica con más casos confirmados de COVID-19, al acumular más de 300,000 contagios y más de 10,500 fallecidos.