Cien días después de iniciar una “guerra” contra la epidemia del COVID-19, Perú ha salvado decenas de miles de vidas al aplicar una de las cuarentenas más estrictas del mundo pero, a cambio, resquebrajó años de crecimiento económico sostenido que le permitieron convertirse en un país de renta media.
En los extremos de esta realidad se encuentran el haber salvado unas 100,000 vidas tan solo en Lima, pero también el descalabro económico que ha llevado al Banco Central de Reserva (BCR) a prever un 12.5% de caída del PBI al cierre de este año.
Estas cifras han exacerbado el debate entre quienes defienden las restricciones que, en un primer momento, permitieron ganar tiempo para reforzar el deficiente sistema sanitario y los que afirman que el impensable desplome económico en uno de los países más sólidos de la región ya está dañando el día a día de millones de personas.
Balance negativo
Para la analista María Alejandra Campos, el balance de la gestión de la pandemia que ha hecho el gobierno de Martín Vizcarra “tiende a lo negativo”, a pesar de que se debe reconocer que los fallecidos en el país, que superan los 8,400, “han sido muchísimo menos de los que hubiesen sido sin cuarentena”.
“En términos de manejo del gobierno creo que ha sido una situación predecible. Lo que ha pasado es lo que le ha pasado a Martín Vizcarra durante todo su gobierno: una buena reacción inicial, con instinto político, y luego muchas dificultades para ejecutar esas medidas en la gestión pública”, comentó.
En ese sentido, hay factores estructurales en el Estado peruano, como la falta de cuadros y un sistema de salud “paupérrimo”, así como la alta informalidad en el país, pero también “la soledad” de Vizcarra en el poder, al no contar con aliados ni una bancada que lo apoye en el Congreso.
Más allá de eso, Campos consideró que tampoco “ha habido capacidad de hilar fino en la gestión pública para poder ejecutar otro tipo de políticas públicas, como las que han usado países que han luchado contra la epidemia de manera muchísimo más eficiente”.
Miles de casos menos
En uno de los diferentes escenarios que muestra la epidemia en Perú, las autoridades sanitarias remarcan que las medidas que se tomaron para atenuar el impacto de la enfermedad evitaron más de 900,000 casos positivos y 100,000 fallecidos tan solo en Lima.
Esto, a pesar de que la capital peruana es el epicentro de la epidemia, con más de 147,000 de los 260,000 casos que tiene el país, y más de 3,800 fallecidos, lo que ha enervado las críticas que indican que la cuarentena golpeó la economía sin evitar que Perú se haya convertido en el sexto país con más infectados en el mundo.
Aunque los especialistas sanitarios también afirman que se ha logrado reducir la velocidad de contagio en el país, que actualmente se encuentra por debajo de uno, el ministro de Salud, Víctor Zamora, admitió que es probable que los recursos sanitarios sigan siendo insuficientes si se presenta “un rebrote de alta magnitud”.
Duro escenario de crisis
El reverso de la medalla lo ofrece el terreno económico, duramente golpeado tras más de tres meses de paralización casi total, que llevó al BCR a prever que el país sufrirá este año un descenso de 12.5% de su Producto Bruto Interno (PBI), la mayor caída económica de los últimos cien años.
Al representar estas proyecciones, el presidente del BCR, Julio Velarde, usó términos como “terrible, inimaginable” para explicar la afectación económica y llegó a decir que “ni en la peor” de sus pesadillas hubiera imaginado que la economía peruana pudiera caer en 40.5% en un mes, como sucedió en abril pasado.
Además, la caída en la Población Económicamente Activa (PEA) ha dejado millones de hogares afectados que tendrán muy difícil la posibilidad de encontrar un nuevo empleo, lo que haría que la pobreza crezca de 20.5% del 2019 a 27.5% al final de este año.
Sin embargo, los expertos consideran que la economía peruana, que llegó a un promedio de crecimiento anual de 6% en las últimas dos décadas, podría recuperarse totalmente durante el primer trimestre del 2022, lo que también permitirá reducir la pobreza.
Manejo público de la pandemia
Ante esta crisis sanitaria y económica, para Campos se debe remarcar que Perú presenta problemas estructurales “que han aportado a que la gestión de la pandemia sea cien veces más difícil que en otro país”, pero sin dejar de mencionar el poco eficiente “manejo público de la pandemia”.
“Creo que estuvo bien priorizar la salud y mandar la economía al último escalón en los primeros quince días o el primer mes de la pandemia, pero luego tenían que tomar acciones para que la economía no sufra lo que ha sufrido ahora”, opinó.
En ese sentido, expertos y analistas señalan que el cierre de la economía en regiones donde casi no había casos de la enfermedad o la mortalidad era baja, como en el sur peruano, “no tenía sentido”.
“Es cierto que estar vivo es más importante que generar ingresos, pero si tienes tan pocos ingresos que vas a volverte tan pobre que tu salud se va a poner en riesgo, la economía termina equiparándose”, reflexionó Campos.
Marca de la desigualdad
Ahora que el gobierno ha decidido adelantar la reapertura de la economía para evitar un colapso mayor, la analista consideró que se entra en "la etapa de sálvese quien pueda", ya que Perú es un país marcado por la desigualdad económica y social.
“Creo que se va a volver una enfermedad marcada por la desigualdad del país: la clase alta y media alta puede quedarse en su casa y hacer teletrabajo, va a salir mucho mejor parada de esto que las clases bajas, que tienen que salir a trabajar y usar transporte público e ir al mercado, porque no les queda otra”, dijo.
También se debe considerar que Perú es un país con “una clase media muy vulnerable”, lo que va a crear “un nuevo bolsón de pobreza que se va a ver particularmente afectado por la pandemia”, concluyó.
Juicio de la historia
Las duras críticas que recibe el manejo de la crisis, no han dejado indiferente al presidente Vizcarra, quien fustigó a sus detractores y aseguró que será “la historia la que va a juzgar las decisiones” que se tomaron para enfrentar a la epidemia.
Para Vizcarra, la decisión de dictar la cuarentena desde el pasado 16 de marzo fue “difícil pero necesaria”, ya que se debía combatir a un virus “complejo, desconocido y letal que estaba atacando a todo el mundo”.
En ese sentido, aseguró que todas las decisiones se tomaron “pensando en lo más importante del país: las personas, el interés individual y colectivo” y que su gobierno no ha descansado “en ningún momento” desde que la enfermedad llegó a Perú.
“Así que fe, confianza y optimismo. El Perú, con coraje, fortaleza y decisión, siempre ha podido superar estos problemas y el COVID-19 no será la excepción. Vamos a lograrlo y continuaremos con la senda de desarrollo de todos los peruanos”, aseguró.