Una de las búsquedas que más se repite estos días en Perú es “¿cómo sé si estoy vivo?” La pregunta no es solo existencial, pues, en el censo oficial, ha aparecido el registro de miles de muertes falsas que han afectado al presidente o a la fiscal general y han puesto en duda, incluso, el dato de decesos por COVID.
Y los presuntos muertos han votado incluso sonriendo a las cámaras. Una de las “fallecidas” ha sido la tres veces candidata presidencial Keiko Fujimori.
El pasado 2 de octubre, jornada de las elecciones locales y regionales, acudió la hija y heredera de Alberto Fujimori a depositar su voto y, como mandan los cánones, esbozó una esforzada sonrisa ante los flashes e introdujo su papeleta.
Apenas 13 días después, Keiko anunció que había sido registrada en febrero pasado como fallecida en el portal del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec). Es decir, votó (y tuiteó) estando oficialmente muerta.
“Le exhorto a tomar las medidas correctivas del caso, pues más allá de los problemas de seguridad de la base de datos de Reniec, los ciudadanos no debemos ser expuestos y perjudicados de esta forma”, reclamó Fujimori a la responsable del Reniec.
Una fiscal en medio de la tormenta
El escándalo ha ido creciendo día tras día, pero estalló con el falso registro de la muerte de la fiscal general, Patricia Benavides, apenas dos días después de que presentara una denuncia constitucional contra el presidente Pedro Castillo, “decapitado” también en el Reniec.
El caso de Benavides fue denunciado por el propio Ministerio Público y respondido de inmediato por la jefa del Reniec, Carmen Velarde, quien rechazó en una rueda de prensa esta manipulación de los registros oficiales y pidió la intervención del Congreso.
A su juicio, se ha cometido un “delito de crimen organizado que está vulnerando” el sistema.
Reclamó ayuda, pero no explicó cómo es posible que piratas, saboteadores o simples graciosos hayan podido acceder de este modo al censo oficial de Perú.
Más allá de bromas y memes que inundan en estos días las redes, la preocupación para muchos peruanos es seria, puesto que el Reniec es el organismo autónomo encargado de la identificación de los ciudadanos.
De sus oficinas sale el Documento Nacional de Identidad (DNI) de cada peruano y, en él, se registran nacimientos, matrimonios civiles, defunciones o divorcios, entre otros, por lo que los problemas legales derivados de estar oficialmente muerto son innumerables.
Además, durante los procesos electorales, proporciona el padrón que se utiliza en los comicios.
Por tanto, esta catástrofe registral puede provocar problemas de herencias, gestión de hipotecas, trámites bancarios y, por supuesto, robos o fraudes electorales.
Velarde ya dijo que este plan, del que desconoce por completo sus autores y no ha dado detalles del alcance, busca hacer “un daño a las autoridades” y apuntó directamente al Ministerio de Salud, que entrega a los médicos las contraseñas para que registren los certificados de defunción.
“Este es un tema de médicos que emiten certificados (de defunción), el 80 % del proceso se basa en eso”, enfatizó.
Poco después de que hiciera estas declaraciones, varios medios filtraron un documento que probaba que el presidente Castillo también apareció muerto y “decapitado”, como si se tratara de una de esas estatuas de Colón acosadas por vándalos.
También ha incrementado la presión en la tensa política nacional. Alejandro Sánchez, buscado por las autoridades como parte de una de las investigaciones abiertas contra Castillo, también apareció temporalmente como fallecido y levantó todo tipo de suspicacias.
No faltó tampoco el picante para las elecciones locales, ya que el ultraconservador Rafael López Aliaga, alcalde electo de Lima, también ha denunciado que fue registrado como fallecido.
El Reniec tiene la oportunidad de darle una alegría y confirmar que ha vuelto a la vida ahora que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) ha ratificado el resultado electoral en la noche de este martes, 16 días después de los comicios.
¿Y el COVID?
El lunes parecía un día feliz en Perú. Por fin, y desde que comenzó la pandemia, las autoridades hicieron público que el país no registró una sola muerte por COVID-19 en 24 horas.
Sin embargo, la alegría duró poco en el país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus: el registro se ha cerrado por crisis.
Ahora, el Reniec ha ordenado desactivar el registro de defunciones, por lo que no se está consignando ninguna muerte desde hace tres días, entre ellas las causadas por el COVID-19.
La modificación ha usurpado a los peruanos incluso la alegría de tomar un respiro de la pandemia y los ha llevado a hacerse la pregunta con la que comenzó la humanidad: pienso, luego ¿existo?
Con información de EFE