Élida Vega Córdova
Perturbadora, cegadora, incómoda, agresiva y violenta. Así resumen muchos su experiencia con la contaminación lumínica, que es emitida –principalmente– por paneles LED, reflectores de losas deportivas y un alumbrado público mal diseñado.
Una problemática que a diferencia de la contaminación sonora, del plástico de un solo uso y del aire, según advierten en la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), está creciendo sin regulación en el país.
Ley a la vista
Tratándose de una afectación que describe los efectos negativos de la iluminación artificial, Percy Grandez, asesor legal de la SPDA, asegura que esta problemática puede “provocar un impacto en la salud humana, en la biodiversidad y en la calidad ambiental”, por lo que es necesario contar con un marco legal que la regule, tal como lo propone un proyecto en el Congreso.
“Esa norma beneficia a toda la sociedad. A la ciudadanía le garantiza el derecho a descansar, a proteger su salud y a vivir en espacios libres de contaminación lumínica. A la fauna silvestre le asegura vivir sin luz artificial nocturna que altere sus ciclos de vida. Y, a los titulares de los paneles publicitarios les brinda seguridad jurídica y reglas claras para la aprobación y vigencia de sus autorizaciones, con lo que se evita la discrecionalidad administrativa”, afirma.
Explica que debe hacerse mediante una norma con rango de ley porque, de esta manera, se establecen con claridad las obligaciones ambientales de los administrados y las competencias de las entidades para ejercer las potestades normativas, de tipificación de infracción y sanciones, de fiscalización ambiental y de sanción.
“Con la intención de hacerle frente a la contaminación lumínica, varios municipios han regulado esta materia y aunque es una preocupación legítima, el camino legal no es una ordenanza municipal o una norma reglamentaria, sino más bien una norma con rango de ley. No tenerla genera que las entidades públicas no puedan realizar acciones de fiscalización para prevenir o corregir los impactos generados por la contaminación lumínica”, añade.
Impacto evidente
Con relación al impacto negativo que genera en la salud de las personas, en la seguridad vial y en la biodiversidad, la SPDA advierte que en los seres humanos el impacto está relacionado con la alteración de los ciclos del sueño y su rendimiento, pero también aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aumento de peso y puede afectar hasta la salud mental.
En seguridad vial, refiere que la distracción de los conductores es uno de los factores que influyen en la tasa de accidentes de tránsito debido a que los elementos de publicidad externos con pantallas LED tienen un impacto negativo en su campo visual al conducir.
Mientras que por el lado de la biodiversidad, durante las noches la contaminación lumínica causa la desorientación de miles de aves migratorias como la golondrina de la tempestad de collar, además de tener un efecto devastador en la población de insectos y afectar a especies marinas como las tortugas.
Y aunque no se han hecho cálculos sobre las pérdidas económicas que genera la contaminación lumínica, Christel Scheske, especialista en conservación de la SPDA, sostiene que los efectos en la salud están relacionados al incremento del riesgo de cáncer de mama y de próstata, y al nacimiento de bebés prematuros y con bajo peso.
“En cualquiera de los casos, significa un gran impacto económico para una familia. El cáncer de por sí ya genera una cadena de pérdidas sociales y económicas, y un nacimiento prematuro requiere de un cuidado intensivo, especializado y costoso en los centros de salud. Como sociedad, deberíamos tratar de reducir factores que incrementen estos riesgos a nuestra salud, especialmente cuando la contaminación lumínica es relativamente fácil de regular y controlar”, señala.
Por el lado de la inversión en publicidad, sostiene que cuando tienes un panel LED mal regulado y que emite demasiado brillo, eso genera una sensación negativa en el público, incluso en algunos de ellos no puedes ver lo que están mostrando por las noches.
“¿El mensaje que la empresa quería enviar está llegando de forma efectiva? ¿Su inversión está siendo rentable?”, se pregunta segura de que el uso de luces mal calibradas o mal utilizadas y la sobreoferta de luz contribuyen a la ineficiencia energética, lo que se traduce en “pérdidas económicas tanto en el sector privado como en el público porque terminas pagando el uso de energía innecesaria”.
Así las cosas, para la SPDA la aprobación de una ley que regule por primera vez la contaminación lumínica es una tarea que el Congreso de la República puede hacer en beneficio de toda la sociedad y del medioambiente.
El dato
El proyecto que propone la creación de la Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica (No. 7193/2020-CR) fue presentado el 22 de febrero último por el congresista Alberto de Belaunde. Actualmente se encuentra en la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso.
La propuesta, elaborada con la asistencia de la SPDA, en alianza con la clínica jurídica ambiental de la PUCP y con el aval del Ministerio del Ambiente (Minam), busca establecer un marco regulatorio aplicable a las diversas fuentes de contaminación lumínica para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y de la fauna silvestre, promover la eficiencia energética, contribuir a la seguridad vial y evitar la alteración del paisaje.