Director general del instituto Certus
Los profesionales en tecnología dominarán el mercado laboral y muchos otros podrían quedar obsoletos. Aunque parezca una predicción de un futuro lejano, todo indica que será en corto plazo. La pandemia ha acelerado la digitalización en el mundo y, aunque la crisis sanitaria se vaya controlando, seguirá evolucionando hacia una sociedad más tecnológica, donde una nueva generación de profesionales asumirá el liderazgo.
Antes de la pandemia, carreras tradicionales como Medicina, Administración, Economía, Derecho, Comunicación e Ingeniería eran preferidas por los jóvenes. No obstante, según el Grupo Educación al Futuro, hoy optan más por carreras tecnológicas como Marketing Digital, Programación Web, Diseño y Desarrollo de Software, Administración de Sistemas, Comercio Electrónico, Ciberseguridad, entre otras.
Desde mi punto de vista, la primera razón de este cambio es el factor generacional. Los jóvenes de hoy son nativos digitales. Por tanto, se han adaptado mejor a la educación virtual, al trabajo remoto y al entretenimiento digital. En segundo lugar, la pandemia ha permitido ver el potencial y aporte de las carreras tecnológicas en todos los sectores económicos y la necesidad de avanzar al ritmo de las tendencias.
Justamente por la pandemia, 8 de cada 10 empresas tuvieron que adaptarse a nuevas formas de trabajo, de comunicación y de vender productos y servicios. Para lograrlo, no fue suficiente con implementar o adquirir nueva tecnología, sino que fue necesario contar con profesionales que tengan las habilidades y conocimientos necesarios para liderar los procesos digitales. De hecho, un reciente informe del Foro Económico Mundial calcula que en el mundo se generarán cerca de 150 millones de empleos tecnológicos en los próximos cinco años. No es extraño que, ante esta tendencia en la demanda profesional, cada vez más jóvenes opten por estudiar carreras afines a la tecnología.
Por eso, las instituciones de educación superior, principalmente los institutos tecnológicos, tenemos la responsabilidad de formar profesionales para el futuro, adaptando la oferta educativa a las necesidades actuales. Además, es necesario reformular las mallas curriculares e incorporar la tecnología en todas las carreras. De esta manera, los profesionales serán capaces de guiarnos en este proceso sin retorno de digitalización mundial.