Daniel Carpio
Socio de Auditoría de EY Perú
Históricamente, el Fenómeno El Niño ha tenido un impacto significativo en el negocio pesquero, especialmente en las empresas dedicadas a la elaboración de harina y aceite de pescado. Según la Corporación Andina de Fomento - CAF, El Niño 1997-1998 generó pérdidas de más de US$26 millones en el sector; escenario que nos da una idea de lo que podríamos vivir este año, debido a la posible ausencia de anchoveta durante más de una temporada de pesca.
La escasez de anchoveta ha tenido un fuerte impacto económico en la industria pesquera peruana. Las capturas reducidas o nulas registradas a la fecha afectan la producción de harina y aceite de pescado (productos clave para la exportación); lo que se traduce en dificultades financieras debido a la reducción de ingresos y ganancias durante temporadas con ausencia de anchoveta. A ello se suma que muchas empresas hayan tenido que reducir su capacidad operativa y enfrentar dificultades para controlar los costos y gastos. La disminución de la actividad ha afectado directamente a la población que depende de la pesca, con la pérdida de empleos como una de las consecuencias más preocupantes.
Ante este escenario, las empresas, el Ministerio de la Producción (PRODUCE) y el Congreso tienen el reto de liderar acciones que permitan afrontar esta situación y fortalecer el sector. En cuanto a las empresas pesqueras y PRODUCE, hay dos grandes oportunidades: la diversificación de pesquerías y la promoción comercial y apertura de nuevos mercados.
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Con la primera oportunidad, la exploración y captura de otras especies permitiría reducir la vulnerabilidad ante eventos climáticos adversos y aseguraría el flujo de pescado, ya sea para consumo humano directo (CHD), como indirecto (CHI). Para lograr esto, es crucial la intervención activa de PRODUCE, a fin de que autorice la pesca de otras especies. Asimismo, se requiere del trabajo en conjunto de ambos actores para abrir nuevos mercados internacionales y diversificar los destinos de exportación, fomentando la demanda de productos pesqueros peruanos en el extranjero.
Por otro lado, el Congreso y PRODUCE pueden colaborar en el diseño y aplicación de políticas pesqueras sostenibles que protejan los recursos marinos a largo plazo, estableciendo regulaciones y prácticas responsables en la industria pesquera.
Finalmente, queda como tarea pendiente de las empresas pesqueras invertir en investigación y desarrollo tecnológico para mejorar la eficiencia en la pesca y el procesamiento de otras especies, optimizando los recursos disponibles y aumentando la competitividad en el mercado.
Adicionalmente, ante la escasez de anchoveta, el desarrollo del negocio acuícola puede surgir como una alternativa prometedora para la industria pesquera en el Perú. Para fomentar el crecimiento y la sostenibilidad del sector acuícola, hace falta que el Poder Ejecutivo y Legislativo implementen una serie de incentivos de crédito y financiamiento, investigación y asesoramiento, tributarios, de facilitación de trámites y de fomento de la exportación.
En cuanto al acceso a créditos y financiamiento, el Congreso puede aprobar líneas de crédito especiales con tasas de interés preferenciales para empresas que inviertan en el negocio acuícola, mientras que PRODUCE puede facilitar el acceso a fondos de desarrollo y apoyo financiero para proyectos acuícolas viables.
Asimismo, está entre las facultades del Congreso el otorgamiento de exenciones fiscales o reducciones de impuestos a las empresas acuícolas que cumplan con criterios específicos relacionados con la sostenibilidad y la creación de empleo. Recordemos que medidas similares han contribuido en gran medida al desarrollo del sector agrario.
Desde PRODUCE, adicionalmente, se puede invertir en investigación y desarrollo acuícola para promover prácticas innovadoras y sostenibles; proporcionar asesoramiento técnico a los emprendedores acuícolas para mejorar sus habilidades y conocimientos en el manejo de la acuicultura; simplificar los trámites y agilizar los procesos de obtención de permisos y concesiones para proyectos acuícolas, reduciendo así la burocracia y los costos asociados; y promover la exportación de productos acuícolas peruanos, identificando y abriendo nuevos mercados internacionales para fortalecer el comercio exterior del sector. Que un contexto retador como el que estamos viviendo actualmente nos impulse a sacar adelante las tareas pendientes en este sector tan relevante para la creación de empleo en el Perú.
La colaboración entre el sector privado y el Estado es esencial para construir una industria pesquera y acuícola más fuerte, sostenible y preparada para enfrentar eventos climáticos adversos. La diversificación de pesquerías y el desarrollo del negocio acuícola podrían contribuir a asegurar el futuro del negocio pesquero en el país, promoviendo la conservación de los recursos marinos y el bienestar de las comunidades en su radio de influencia, así como la mejora de la recaudación tributaria.
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