Gerente general de Real Time Management
Nuevas formas de dirigir, así como programas de innovación y mejora continua, vienen siendo utilizados por las empresas para ser más eficientes, agregar más valor y dar mejor servicio.
En lo que a dirigir respecta, se ha pasado de un antiguo sistema de command-and-control en el que el jefe decidía, el colaborador ejecutaba, tal cual, y el jefe monitoreaba que esto sucediera, a un sistema de motivación y facilitación en el que, bajo ciertas guías, los colaboradores analizan, deciden y actúan por sí mismos.
Ello no solo es más inteligente, pues estando cerca a la acción ellos tendrán una mejor visión de lo que ocurre y podrán actuar mejor; sino también es más humano, pues enriquece su trabajo permitiéndoles un mayor uso de su libertad y capacidades humanas.
En cuanto a los programas de innovación y mejora continua, el aprovechamiento de las ideas de quienes están más cerca al campo ha enriquecido el portafolio de oportunidades de mejora en la empresa. Además, ha humanizado el trabajo al reconocerle a los colaboradores su capacidad e iniciativa, a la par que los motiva a llevar a la práctica sus ideas.
Sin embargo, existe una gran oportunidad aún no aprovechada y es la incorporación de los obreros, como colaboradores plenos, en estas formas de dirigir y en estos programas de mejora. Lamentablemente, en la mayoría de las empresas los obreros permanecen aún como un recurso ajeno a quien solo se le pide que cumpla con lo que se le indica.
Esto tiene que cambiar. No solo porque es poco inteligente, sino porque es discriminatorio.
Poco inteligente, porque dejamos escapar una fuente enorme de oportunidades para mejora de la gestión, innovación y mejora continua. Los obreros de hoy, además de estar muy cerca a la acción, están bastante bien preparados.
Por otro lado, es atentatorio contra la dignidad de las personas, pues se les recorta las posibilidades de colaborar y participar en libertad. Privándoles así del derecho de desarrollarse y ser mejores trabajadores y personas.
Tenemos ante nosotros, pues, una gran oportunidad de hacer doblemente el bien: (1) reafirmar que los obreros y todas las personas de una empresa no son solo un recurso o un medio, sino un fin en sí, y (2) Mejorar grandemente nuestras operaciones. Solo necesitamos un poco de coraje y romper con algunos paradigmas.