Escribe: Jesús Salazar, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), 103 economías mundiales, que representan más del 90% del PBI global, han implementado políticas industriales entre el 2011 y 2022. En este mismo estudio, el Perú figura como uno de los países que no cuentan con una política explícita de desarrollo industrial, junto con Venezuela y algunos países de África. (Unctad, WIR, 2022).
¿Es correcto que un país no tenga medidas que prioricen las industrias del futuro y las integre a las cadenas globales de valor? La respuesta es no, y lo demuestran los resultados de países de la OCDE y de varios latinoamericanos que sí apuestan por políticas industriales, cuya ausencia en nuestro país es latente si constatamos que del total de las exportaciones en el 2022, solo el 10% corresponde a la industria (América Latina, 47%). Esta cifra es más crítica si se toma en cuenta la venta de bienes industriales de alta tecnología, donde el Perú exporta solo el 5% frente al 12% de la región, según el Banco Mundial.
LEA MÁS: David Tuesta: “Vistas las taras de la realidad peruana, ¿vale la pena insistir en políticas industriales?”
De allí la importancia de ser explícitos en la necesidad y urgencia de contar con una visión de cómo desarrollar el país. Tomando las palabras del exministro de Economía y Finanzas, Waldo Mendoza, “para conseguir el desarrollo económico tenemos que hacer cosas distintas a las que hemos estado haciendo en las últimas décadas… a ello se suma la búsqueda de nuevos motores económicos, porque los que tenemos no bastan” (Gestión, 13.07.2021). Es necesario identificar sectores donde contemos con abundantes materias primas, ventajas comparativas y un mercado mundial demandante.
Cabe recordar que el Perú ya apostó por sectores con estas características, como el caso del sector minero, que con incentivos fiscales logró crecer de US$1,462 millones de exportación en 1990 a US$42,539 millones en el 2023. También el sector agroexportador que con inversiones en proyectos de irrigación, los TLC, y una ley de incentivos fiscales generó 400,000 empleos formales y pasó de exportar US$ 394 millones en el 2000 a casi US$ 10,000 millones en el 2023. Sí hemos tenido experiencias exitosas en políticas sectoriales, sin embargo, no son suficientes.
Ahora bien, ¿podemos transformar nuestro país con políticas industriales? ¿Podemos encender nuevos motores para retomar nuestro PBI potencial cercano al 6% y dar empleo a los cerca de 300,000 jóvenes que se incorporan anualmente?
Existe un enorme potencial fuera de la industria minera y la agroexportación. Nos referimos, por ejemplo, a la industria pesquera de consumo humano directo (CHD) y acuicultura, actividades que lograron exportar US$ 1,567 millones en el 2022 –cifra que se opaca si la comparamos con Chile (US$ 7,853 millones) y Ecuador (US$ 10, 051 millones)– en productos como langostinos y atún, este último de procedencia piurana. Asimismo, nuestra industria textil-confecciones, generadora de US$ 1,869 millones de exportación y 400,000 empleos, que fue superada por los países centroamericanos promovidos con políticas industriales intensivas en empleo y tecnología.
LEA MÁS: Piero Ghezzi: “En realidad, quieran o no, los Gobiernos hacen política industrial siempre”
Similar realidad se observa en la industria forestal con exportaciones de US$ 126 millones frente a los US$ 1,084 millones de Uruguay, o los US$ 3,106 millones de Chile, a pesar de que el Perú ostenta el noveno bosque más extenso a nivel mundial y el segundo en América Latina. Todo ello, en medio de la pobreza de nuestra selva y sierra. También podemos resaltar el potencial de la industria metalmecánica como proveedora de la minería y eje fundamental para la industria naval, así como la refinación y joyería de nuestros minerales, la biotecnología de los alimentos peruanos, las tecnologías de información, las energías renovables, el hidrógeno verde y la petroquímica del gas natural, entre los sectores donde el Perú presenta oportunidades. A ello se suma el capital humano de la micro, pequeña, mediana y gran industria, que con un millón y medio de empleos puede transformar nuestro potencial productivo.
Por falta de una política industrial de cara al futuro, se tomaron decisiones sectoriales erradas por parte de los hacedores de políticas públicas, quienes hoy defienden la no existencia de políticas industriales, pero aprobaron no solo incentivos, sino que también destinaron ingentes recursos del erario para construir una refinería de petróleo estatal, cuando el mundo camina hacia el cambio de la matriz energética y la electromovilidad.
Los industriales peruanos creemos en la economía social de mercado, nos oponemos al proteccionismo y a las políticas mercantilistas de los 70, y hemos construido una industria que exporta más de US$ 9,000 millones anuales, abierta al mundo con los tratados de libre comercio y con el nivel arancelario más bajo de América Latina.
Precisamos de un gran consenso nacional para salir de la parálisis y lograr encender los motores productivos. Iniciemos una nueva etapa de reformas para colocar nuevamente al Perú en la senda del crecimiento y desarrollo nacional sostenible.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.