Associate Partner de Consultoría de EY Perú
La industria de la educación en el Perú ha sido, en promedio, la de mayor avance en madurez digital en el último año, aunque aún quedan importantes retos por atender. Según un reciente estudio de EY que mide las 7 dimensiones de madurez digital de empresas de distintas industrias, en el último año el sector educativo ha logrado un crecimiento notable, al pasar de 54 a 64 puntos, sobre un índice de 100. Así, sobrepasa el puntaje promedio del país y la región, y se ubica detrás únicamente de industrias tradicionalmente más digitales, como servicios financieros, telecomunicaciones y retail.
El 100% de los encuestados peruanos de entidades educativas indicó que el proceso de transformación digital se ha acelerado a todo nivel en la organización. Y tiene sentido, pues ante un cierre prolongado de colegios, universidades e institutos, la digitalización y el uso de plataformas colaborativas fue la única opción para seguir operando.
A pesar de que el promedio del avance de la digitalización de la industria es bueno, vemos que hay diversos retos por delante, los cuales en muchos aspectos van más allá de implementar soluciones digitales. En educación básica, por ejemplo, según un estudio de EY Parthenon solo el 50% de las familias de colegios públicos en Latinoamérica instaló o mejoró su conectividad a internet, y el acceso a plataformas ha sido limitado. Con la apertura de los colegios de manera gradual, se van a tener que recuperar gran parte de los dos últimos años escolares. Además, si antes ya hablábamos de la necesidad de incluir competencias digitales en la currícula básica, ahora, en un mundo acelerado digitalmente la necesidad es mayor. Hoy, temas como pensamiento computacional, pensamiento crítico, entre otros, son indispensables.
En cuanto a la educación superior, un reto que enfrentan las universidades e institutos es que la competencia ya no es solo local o regional, sino global. La pandemia nos ha demostrado que se pueden llevar clases de forma remota con muy pocas limitaciones geográficas. Los estudiantes tienen ahora la posibilidad de llevar un diplomado, maestría o incluso clases regulares en una universidad extranjera, reduciendo al mínimo los costos de viaje y vivienda en el exterior. Adicionalmente, diversas universidades y plataformas ofrecen cursos masivos gratuitos o de muy bajo costo (MOOC – Massive Open Online Courses) que son alternativas atractivas para adquirir nuevos conocimientos.
Además, el avance de la digitalización hace que los modelos educativos evolucionen. Empresas tecnológicas como IBM, Amazon, Google o Microsoft están contratando a personas sin título universitario, ya que buscan habilidades específicas de programación, diseño, entre otros, que pueden ser adquiridos de manera rápida sin necesidad de pasar por una universidad. Incluso algunas de ellas cuentan con programas para desarrollar estas habilidades en los últimos dos o tres años de colegio.
En línea con estas necesidades, hay universidades en EE.UU. y otros países que están probando modelos de membresía en donde en lugar de ofrecer una carrera de cuatro o cinco años, brindan acceso a cursos a demanda (presenciales o no) durante varios años, y certificaciones al haber terminado cierto grupo de cursos, de tal manera que uno va estudiando al ritmo que puede, sin dejar de trabajar, y en el camino puede desaprender y volver a aprender.
La transformación digital impacta a la industria educativa de varias maneras, y si bien la habilitación de tecnologías digitales es necesaria para enfrentar los retos de corto plazo generados por la pandemia, una visión de largo plazo nos hace pensar en la necesidad de transformaciones más profundas de los modelos educativos.