Director de la Carrera de Economía de la U. de Lima
Recientemente el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha publicado el libro Panorama de la economía peruana 1950-2021, el cual nos permite analizar las tendencias de largo plazo del crecimiento de la economía peruana a través de la evolución del producto bruto interno (PBI) desde el año 1950 hasta el 2021. A través de la revisión de las series estadísticas presentadas se puede observar que en los últimos setenta años los mejores resultados en cuanto a dinamismo de la economía se han presentado desde la aplicación del llamado Consenso de Washington, que implicó la adopción de un modelo de estabilidad macroeconómica y de apertura comercial al mundo.
Asimismo, si bien es necesario mencionar que el crecimiento económico no es igual al desarrollo de una sociedad, sí es una condición necesaria, sobre todo en el caso de países de ingreso medio como el Perú. Más aún, cuando se analiza el problema de la eliminación de la pobreza, condición necesaria para el logro del desarrollo de las sociedades, existen muchos artículos académicos que demuestran que el principal factor que ha contribuido a su disminución es precisamente el crecimiento del PBI. En ese sentido, Dollar y Kraay, funcionarios del Banco Mundial, analizaron casos en más de noventa países y demostraron la importancia del crecimiento de las economías para la reducción de los niveles de pobreza (“Growth is Good for the Poor”. Journal of Economic Growth, 7, 195-225, 2002).
En cuanto al documento publicado por el INEI, este permite analizar los promedios móviles del crecimiento del PBI a 5, 10 y 20 años; esto es, los promedios calculados a partir de subgrupos artificiales de observaciones consecutivas de una secuencia de años. Lo que se pretende es mostrar la sostenibilidad del crecimiento y por lo tanto los efectos benéficos del mismo en el largo plazo. Se intenta evitar las distorsiones que en muchas ocasiones generan determinadas políticas que muestran alto dinamismo en períodos de uno o dos años, pero que debido a las distorsiones terminan ocasionando grandes retrocesos en la calidad de vida de la población de un país. En el caso peruano, el mejor ejemplo de esas políticas fallidas en las últimas siete décadas fue el primer gobierno de Alan García, cuando en los dos primeros años de su gestión (1986-1987) la economía creció 9.4% y 9.8 % respectivamente, pero, posteriormente, entre 1988 y 1990 la caída del PBI fue de aproximadamente 25%, la peor en un período de 3 años no solo en la serie de tiempo que presenta el INEI sino también durante el último siglo, si se revisan las estadísticas que presenta el Banco Central de Reserva.
El año de mayor crecimiento en el período analizado fue 1994, cuando el PBI creció en 12.3% sin generarse mayores desequilibrios macroeconómicos durante la siguiente década. Por su parte, el mejor promedio móvil de cinco años se dio en el 2008, cuando se alcanzó un promedio de crecimiento para el último lustro de 7.3%. Igualmente, el mejor resultado al considerar un promedio móvil de 10 años se generó en el 2013. Finalmente, los mayores crecimientos a 20 años se dieron en 1970 y 2013, con cifras de aproximadamente 5.4%.
El Perú ha avanzado las últimas tres décadas no solo en magnitud de su economía, sino en infraestructura y en un conjunto de indicadores sociales como la disminución de la pobreza. Sin embargo, más por temas ideológicos que por evidencia empírica, hay sectores que no reconocen los avances logrados y que están generando un clima contrario a la inversión privada, principal factor dinamizador de la economía peruana durante los últimos años.
A casi un año del Bicentenario, y en un clima enrarecido por la crisis social, política y económica que venimos atravesando, se corre el riesgo de perder lo construido, con el esfuerzo y sacrificio de todos los peruanos. Reconociendo los avances realizados y los errores cometidos, debemos preocuparnos por revisar y perfeccionar el Plan Nacional de Competitividad, que nos llevará a ser un mejor país a través del incremento de los niveles de productividad y consiguientemente incrementar nuestro PBI.