CEO de Mercania
La crisis económica tiene un alto impacto en los negocios del sector retail, los cuales se ven afectados por nuevos hábitos de consumo y los serios problemas de operaciones de los canales tradicionales de suministro. Al canal moderno (supermercados y otros) no se le complicó adaptarse a la nueva normalidad, por sus incursiones previas --y con relativo éxito-- en el e-commerce. La historia es muy diferente para el canal tradicional (bodegas, comercios y otros negocios no digitalizados), que no estaban preparados para una crisis de tal magnitud.
Las cifras no mienten. En Latinoamérica, el canal tradicional tiene una importante presencia en el mercado, representando entre 60% y 80% del total de operaciones en países como México, Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú. Este canal en nuestro país vende casi cuatro veces más que el canal moderno, representando un 75% de los alimentos que adquieren las amas de casa a nivel nacional, según un revelador estudio de TMS y Claridad (detalle técnico).
A pesar de que el canal tradicional tiene mayor participación de mercado, éste se encuentra desatendido tecnológicamente, por lo cual existe una gran demanda insatisfecha que crece año tras año. Cabe preguntarse, entonces, si la digitalización del canal tradicional es la solución al problema.
La transformación digital del canal tradicional no solo se refiere al B2C, el cual aceleró su digitalización debido a la coyuntura, sino también a la necesidad de dinamizar y generar soluciones y herramientas digitales que se enfoquen en el crecimiento y desarrollo sostenido de todos los actores que participan en los procesos de este canal: mipymes, productores, distribuidores y bancos, generando mayor eficacia y celeridad en las operaciones de la cadena de suministro.
Lograr esta dinamización exige resolver temas claves para el futuro del comercio colaborativo. Uno de ellos es la baja tasa de bancarización de los negocios del canal tradicional, la cual no sobrepasa el 20%. Las mipymes generan hoy cerca del 80% del dinero no bancarizado que se mueve en el mercado. Esta es la razón por la cual estos negocios tienen una baja o nula posibilidad de financiamiento para capital de trabajo por parte de las más importantes entidades bancarias, limitando así sus posibilidades de crecimiento.
Respecto a los grandes productores del país, una de las problemáticas más comunes es la efectividad de sus mecanismos de venta de cara a los negocios del canal tradicional, pues ni el canal físico, ni las televentas contribuyen a incrementar el Ticket de Compra ni el mix de surtidos, teniendo en cuenta que el tiempo de compra y atención por cliente es menor a 7 minutos.
Este tiempo limitado hace imposible para las mipymes visualizar y analizar la gran cantidad de productos que posee un catálogo, restringiéndose a adquirirlos repitiendo la compra anterior. Ambas modalidades de venta generan un costo para los proveedores de aproximadamente S/. 4 a S/. 5 por cada S/. 100 vendidos. Si este proceso se digitalizara, podríamos reducir el precio de venta a casi la mitad, lo cual se vería reflejado en el valor final para el consumidor, generando grandes beneficios para ambos actores.
Las enormes potencialidades de la digitalización del comercio tradicional están a la vista. Esta transformación digital es clave para el crecimiento de todos los actores del canal tradicional, pues tendrá un altísimo impacto en la reactivación económica del país, ya que su implementación no solo incrementa las ventas de los negocios, sino también desarrollo para las personas que participan en este círculo virtuoso de comercio colaborativo.