Directora de Empresarios por la Integridad
Se define la integridad como la práctica de ser honesto y demostrar una lealtad inflexible y consistente a sólidos principios y valores morales y éticos*. Generalmente admiramos y confiamos por naturaleza en personas que demuestran ese atributo, pero probablemente nos es difícil encontrar a muchas de ellas que efectivamente cumplan con esa descripción.
Teniendo en cuenta que la integridad personal es una cualidad escasa en nuestros tiempos, ¿cómo podemos alcanzar la integridad corporativa, que es el resultado de los actos de cientos de miles de empleados todos los días?
Muchas veces me hice esta pregunta: ¿Cómo puedo estar segura de que toda decisión y acción en mi empresa es correcta moral y éticamente? La experiencia me enseñó que es imposible: la integridad corporativa es una práctica a la que se tiene que estar comprometido, la meta no es un estado perfecto de completa integridad. Se requiere tener un integrity compass que asegure que el líder empresarial recorra el camino correcto y haga correcciones cuando se desvié de el.
Comparto cinco consejos para que los líderes empresariales puedan desarrollar integridad corporativa en su organización:
1. Liderar una empresa con propósito
Cuando las decisiones y acciones de la organización están motivadas por un objetivo mayor, y no solo en maximizar ganancias, también suben los estándares del líder empresarial y de sus colegas. Se busca alinear a todo el equipo tras algo que trasciende las necesidades individuales y que los inspira a dar lo mejor de sí mismos. La decisión de contratar a empleados se basa más en valores compartidos y menos en resultados esperados. En general, lo que el líder quiere es construir una cultura que responda a los retos de una empresa con propósito. A causa de esta pureza de intención, las desviaciones del integrity compass son menos probables, aunque nunca dejan de existir. Por otro lado, en una organización que pone las ganancias como propósito principal, ¿por qué a los empleados les importaría otra cosa que no sea cumplir con sus propias necesidades? En el peor de los casos, el líder empresarial crea una cultura de “sálvese quien pueda”; llevan su propia brújula. Ser una empresa sin fines de lucro no es un propósito. He visto resultados financieros extraordinarios en organizaciones con fines de lucro con una fuerte “brújula de integridad” y faltas de ética en organizaciones sin fines de lucro que perdieron la claridad en su propósito.
2. Crear una infraestructura ética, pero operar basado en confianza
Han ido en aumento la promulgación de leyes y reglamentos para prevenir el fraude, la corrupción y las conductas poco éticas en el mundo corporativo. Códigos éticos, políticas anticorrupción, control de procesos y auditorías, entrenamiento obligatorio del personal, líneas dedicadas de llamadas y más, se están implementando en todas las industrias. En mi experiencia, ninguna de estas medidas tendrá un impacto significativo si el principio subyacente es que los empleados no harán lo correcto si no son supervisados detenidamente, y que el comportamiento indeseable solo será restringido con denuncias y castigos. Sin embargo, estas medidas afectarán severamente el buen juicio, la creatividad y la capacidad de riesgo de los empleados, y por lo tanto harán que la empresa se vuelva menos ágil e innovadora. Un personal empoderado, un grupo humano capaz de llevar a la empresa exitosamente hacia una transformación digital, por ejemplo, requiere de altos niveles de confianza. No solo en las capacidades del personal sino en su habilidad para tomar la decisión correcta cuando nadie los está observando ni les está diciendo qué hacer. He visto logros impresionantes y sorprendentes en personas que querían demostrar que la confianza que se les otorgó era bien merecida.
Sin embargo, la confianza no es un cheque en blanco. Una clara declaración de valores y comportamiento asociado, lineamientos éticos, controles simples de procesos, supervisión, entrenamiento constante y tolerancia cero para comportamientos ilegales o impropios proporcionan una sólida infraestructura (el integrity compass) y un entendimiento mutuo, de tal forma que el personal pueda actuar con libertad.
3. Establecer las pautas con mensajes claros e incentivos correctos
Las corporaciones no son inmorales o poco éticas, las personas lo son. Tendemos a culpar a factores externos, como un mal sistema educativo o falta de regulación, por el incremento en fraudes y escándalos de corrupción que se están descubriendo en estos días. Debemos trabajar colectivamente para construir valores familiares, mejores sistemas de educación, leyes y reglamentos ejecutables. Pero el verdadero cambio solo resultará cuando cada individuo se esfuerce por construir su propio carácter, practique la integridad en su vida diaria, y se responsabilice de sus actos.
Este fue, para mí, el concepto más difícil de entender como líder. La integridad es la práctica de toda la vida de un individuo al que se le ponen pruebas más y más fuertes, conforme va creciendo su poder e influencia. Como líder en el más alto nivel, al poner objetivos y metas, éste debe responsabilizarse por los mensajes que da, la presión que ejerce, los incentivos que provee. Es muy importante que sea explícito -y no vago- sobre la forma correcta de lograrlos. Responsabilizarse personalmente por “el tono desde arriba” que está estableciendo, es decir, el integrity compass.
4. Construir resiliencia corporativa
Las corporaciones enfrentan crecientes presiones para dar retorno a los inversionistas. Las tasas de supervivencia están decreciendo, mientras que nuevos competidores captan mayor participación en el mercado. Incentivos al CEO atados a desempeño financiero en el corto plazo han ido creciendo en las últimas dos décadas, mientras que las corporaciones están en la constante búsqueda de “estrellas” que puedan dar resultados de forma rápida y rauda. Hay cada vez menos tolerancia para los altibajos naturales de hacer negocios en un ambiente de cambio acelerado. Estas presiones para encontrar “atajos” se oponen al camino más largo que las corporaciones deben estar dispuestas a tomar para preservar la integridad corporativa.
Para ganar la carrera a largo plazo, con integridad, el líder debe construir resiliencia corporativa. Una organización que está consistentemente centrada y alineada a la estrategia de negocio, pero que sea lo suficientemente flexible como para adaptarse a cambios en el mercado y perturbaciones. Buscar ser una organización que comprenda que debe enfrentar contratiempos, pero que cree en su capacidad para responder inmediatamente con acciones positivas; una corporación que desarrolla capacidades creativas e innovadoras en su personal, y una cultura que, una y otra vez, se enorgullece de sacar ventaja de lo que parecen ser situaciones imposibles.
5. Ser un activista de integridad corporativa
Hoy en día no basta con ser un líder corporativo con un integrity compass para su organización. El capitalismo está en riesgo mientras que el populismo crece como una reacción a notorios casos que revelan una falta de ética e integridad como parte de las prácticas corporativas. Es necesario que los líderes corporativos anuncien públicamente su compromiso con el capitalismo consciente, que condenen públicamente las faltas éticas y actos de corrupción de sus colegas, y que participen activamente en foros donde se promuevan prácticas en hacer lo correcto. Esto no solo toma tiempo sino coraje. El líder empresarial deberá enfrentar sarcasmo e incredulidad; deberá revelar sus propias fallas en compliance. Además, es posible que deba aceptar el fin de amistades que insisten en mantener el antiguo paradigma. Pero, solo siendo parte de un movimiento orientado a una nueva forma de hacer negocios, seremos capaces de garantizar un mundo en el que prevalece la libertad individual de generar valor para todos.
* En Wikipedia, en inglés.