CEO de Konecta
El mes del orgullo nos recuerda, año a año, la importancia de visibilizar las iniciativas y programas que se desarrollan dentro de las organizaciones con la finalidad de generar ambientes laborales basados en la confianza, transparencia, libertad y respeto, así como mejorar la calidad de línea de carrera para las personas que forman parte de la comunidad LGTBQ.
De acuerdo con la II Encuesta Nacional de DDHH, el 71% de los peruanos reconocen que la población LGBT es una de las que más sufre discriminación, pero también se observan actitudes discriminatorias y prejuicios hacia esta población, incluso cuando casi 2 millones de peruanos se reconocen como no heterosexuales.
Y es en base a ello que como líderes de los negocios debemos alejar de malas prácticas, como la ya conocida rainbow washing. Muchos empresarios a lo mejor están pensando que sólo se hace referencia a aquellas marcas que dicen algo y luego se contradicen, pero no es así: También están incluidas las acciones por promocionarse como una organización que apoya a la comunidad LGTBIQ+, aunque realizando mínimos o nulos esfuerzos por visibilizar sus problemáticas.
Para no caer en dicha calificación, es importante mostrar férreo compromiso en derribar los techos de cristal que existen a todo nivel, enfocándonos en trabajar el problema desde los sesgos más arraigados en la persona, capacitando y empoderando a los colaboradores en materia de diversidad, equidad e igualdad.
Ese respeto no se logra con spots de TV ni cambiando nuestra foto corporativa en LinkedIn por el clásico arcoíris. Vayamos un paso atrás: ¿Qué estás haciendo por emplear a más talento LGTB? ¿Cómo combates los sesgos de los equipos encargados de los procesos? Una vez ingresa a la compañía el talento, ¿tenemos todo dispuesto para que pueda desenvolverse de la mejor manera? ¿Contamos desde ya con redes de soporte? El respeto es la base del engranaje que nos hace funcionar como sociedad, y las empresas, con sus valores y cultura, son un ecosistema donde ellxs deben encontrar respaldo y seguridad para desarrollar sus potencialidades.
Esto no es un tema de los equipos de comunicaciones, marketing o recursos humanos. Debe partir desde los puestos de liderazgo para que ese respeto trasversal sea parte del ADN de la empresa. Solo así será posible brindar oportunidades de desarrollo equitativas a nuestros colaboradores, impulsando el cambio en nuestro país, a través de la formación de jóvenes y adultos libre de prejuicios y discriminación.
Todos los actores sociales, como asociaciones, ONGs, colectivos, comunidades, sector público, privado y la sociedad en general, debemos permanecer orientados hacia un mismo objetivo y trabajar de la mano. Sigamos planteando acciones concretas, entrenamiento, sensibilización y formación como parte de nuestros planes de acción, todo ello con el objetivo de integrar, organizar, reconocer y desarrollar profesionalmente al talento LGBTIQ+. Que esta fecha sea distinta a las demás y podamos luchar contra la discriminación con más orgullo que nunca.