Cuando se estudia la evolución económica del mundo, los datos nos muestran, por ejemplo, que entre el año 0 y el año 1000 de nuestra era el ingreso per cápita del habitante promedio de nuestro planeta estuvo estancado. Esto significa que las personas vivieron en circunstancias de subsistencia en promedio. Quizás ello explica la cantidad de conflictos que hubo en dicha época, en donde la lucha por la supervivencia implicaba ocupar el territorio de otro y la muerte de muchas personas. Esto es lo que los economistas llamamos un juego de suma cero. Lo que uno gana es lo que el otro pierde. La situación mejoró ligeramente hasta el año 1820, donde el PBI per cápita creció en 50% (no mucho para más de 800 años).
Sin embargo, desde la vigencia del capitalismo, que se puede ubicar hacia 1820, el PBI per cápita promedio del habitante promedio del planeta ha crecido, por lo menos hasta finales del siglo pasado, como en 10 veces. Esto nos muestra la superioridad, en términos de bienestar, que ha implicado el capitalismo. Todos los lugares de la tierra muestran mejores condiciones de vida. Es verdad que ciertas zonas presentan una mejora muy superior al resto, lo cual ocurre también al interior de los países. Lo señalado anteriormente es materia de mucha discusión y muchos países buscan mejorar la distribución del ingreso.
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Por tanto, es innegable lo beneficioso que es la forma de organizar una economía con los pilares de la propiedad privada, el funcionamiento del mercado como asignador de recursos y una limitada intervención del Estado.
Si los datos nos muestran las ventajas del capitalismo, ¿por qué es que está sujeto a tantas críticas y se muestra descontento en nuestro país? La explicación para ello es más complicada, pero debemos empezar un debate serio al respecto. En principio, nada está esculpido en piedra y sabemos que la realidad económica evoluciona, los contextos cambian y debemos adaptarnos. El cambio tecnológico que estamos apreciando en los últimos años es una muestra de ello y la gran duda es cuál será el efecto que tendrá en nuestras vidas y en la economía.
El Perú está estancado en términos económicos durante los últimos años. Las razones que se arguyen son varias y el problema no es sencillo de solucionar. Tenemos causas políticas, institucionales, climáticas, entre otras.
A su vez, los culpables son múltiples y es totalmente cierto que el Estado tiene que mejorar mucho su eficiencia, que los partidos políticos tienen que reconstruirse, que debemos construir instituciones y que la sociedad debe participar más. Nadie puede negar esto. Sin embargo, no se habla del rol del sector privado en este tema. Queda claro, según nuestra opinión, que debe haber una discusión del rol del sector privado en el país. ¿Se debe mantener igual o debe evolucionar?
En este caso, como en todos, las generalizaciones son ociosas porque el sector privado es lo que no es el Estado y, por ello, no es homogéneo. Tenemos diversos grupos al interior de él. De hecho, Adam Smith, padre de la economía, no solo se refería a la libertad económica y el accionar egoísta como promotor del bienestar social, sino que mencionaba también que nadie debía aprovecharse de su posición o concertar en perjuicio del resto.
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Esto nos lleva al discurso que uno puede encontrar en el país y las acciones que se observan. Un ejemplo es que uno de los hallazgos del último informe de la OCDE (a la cual queremos entrar como país) es que los mercados están fuertemente concentrados en el Perú y que ello sería un elemento preocupante. Se requiere por tanto políticas de competencia. ¿Es esto cierto? Los datos lo indican, pero debemos iniciar un debate acerca de este aspecto que es crucial. ¿El mercado peruano es pequeño y no tiene espacio para más empresas en mercados claves, o hay espacio para que nuevos jugadores intervengan? ¿Existen barreras a la entrada? ¿Cuál es el efecto del sector informal?
Adicionalmente a estos argumentos, la pregunta es si tenemos empresarios realmente disruptivos. Debemos acordarnos que Joseph Schumpeter, representante de la escuela austríaca de pensamiento, hablaba de contar con estos empresarios disruptivos porque ellos creaban nuevos productos y terminaban beneficiando a la humanidad. ¿En el Perú tenemos las condiciones para que ellos surjan o tenemos empresarios llamados mercantilistas que buscan favores del Estado? Todo debe mejorar para mantener las bases del crecimiento.
Que quede claro que el rol del sector privado es crucial en nuestro país. Es responsable del 80% del producto, pero para poder beneficiarnos como sociedad necesitamos uno que se modernice, que premie la meritocracia, que mejore el gobierno corporativo y que fomente la competencia de la cual todos nos beneficiaremos. Hay buenos ejemplos de que ello está ocurriendo, pero debe ampliarse aún más. Debemos defender el capitalismo, pero para todos.
Decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico.
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