Socio de DEE Consultores
La pandemia en definitiva ha impactado en la economía de todos los peruanos, generando que millones perdieran sus puestos de trabajo. Una alternativa que nos puede ayudar a impulsar la reactivación económica y recuperar esos puestos perdidos es, sin duda, la inversión pública para el cierre de la brecha de infraestructura. Uno de los grandes proyectos que podría contribuir con ello y beneficiar a una cantidad significativa de ciudadanos es la Línea 3 del Metro de Lima y Callao, proyecto que beneficiaría directa e indirectamente a 2.3 millones de personas que viven en los distritos de Lima Norte (la cuarta parte de la población de Lima), zona que concentra a cinco de los diez distritos más pobres de nuestra capital según el INEI.
La Línea 3 del Metro de Lima y Callao es uno de los megaproyectos que puede cambiar el rostro de la capital y mejorar sustancialmente su calidad de vida. En términos de escala e impacto en la economía, tiene resultados muy potentes en el bienestar de las familias y en la productividad de las empresas. Este megaproyecto busca fomentar la movilidad urbana y construir un sistema de ciudad integrada, como lo exige una metrópoli de 10 millones de habitantes.
Este megaproyecto tiene una inversión aproximada de US$5,000 millones, y cerca de $3,000 en su operación en los próximos 30 años: cinco veces más grande que la Interoceánica Sur, diez veces más grande que Chavimochic o Majes Siguas. La Línea 3 tiene 33km entre Lima Norte desde Comas, atravesando el centro histórico, hasta la entrada de Lima Sur, en San Juan de Miraflores, y se estima que transportará al inicio casi un millón de pasajeros al día y permitirá conectar 12 distritos de Lima.
Un estudio reciente ha actualizado las estimaciones de los beneficios económicos de este importante proyecto. Sólo actualizando los parámetros y las proyecciones de los beneficios que generaría este metro, como menor tiempo de viaje, reducción del costo de operación vehicular, reducción de accidentes, reducción de emisión de CO2 y el incremento en el valor de predios circundantes, se supera los US$10,000 millones en beneficios reales. Eso es 10% más de lo inicialmente estimado en el estudio original, con cifras del 2019. El resultado es relevante, porque muestra que existen beneficios que se están dejando de percibir simplemente por no ejecutar el proyecto.
A los beneficios mencionados, el estudio también ha estimado los impactos macroeconómicos de la construcción y operación de este megaproyecto, tanto en el crecimiento del PBI, el empleo y los ingresos, así como en la formalidad. Dicho impacto se puede desagregar en el efecto “demanda” y en el efecto “oferta”.
El efecto “demanda” es el que se genera a partir del consumo de bienes intermedios (maquinaria, tecnología, materiales, etc.) y remuneraciones del personal empleado, que impacta en el gasto agregado. De este modo, durante la fase de construcción, se espera un impacto positivo en sectores como el turismo (hoteles y restaurantes); manufactura y construcción; comercio; servicios públicos de limpieza, por cerca de US$7,500 millones.
Por otro lado, el efecto “oferta” se genera a partir de la etapa de operación, ya que el funcionamiento de la Línea 3 influirá en el incremento de las potencialidades de la oferta agregada a partir del desarrollo de distintos sectores debido a los encadenamientos entre ellos, mejoras en las productividad y efectos territoriales entre la capital y otras ciudades. Por ejemplo, un limeño que se transporta en el metro no solo ahorra tiempo, sino que ese tiempo podrá utilizarlo para ser más productivo. Lo mismo para una empresa o un negocio. Este efecto se estima en más de US$8,000 millones. Ambos efectos equivalen a una contribución al PBI de 0.4 puntos adicionales, cada año, durante treinta años.
Ambos efectos generan impactos muy importantes en los ingresos de los ciudadanos, así como en el empleo. Se estima que la Línea 3 de Metro puede sumar más de tres millones de puestos de trabajo formales durante 5 años de construcción y 30 años de funcionamiento. A ello, se debe agregar los enormes efectos inclusivos territoriales y económicos en la ciudad, al integrar la movilidad y la comunicación de los limeños y de los servicios productivos. Asimismo, pensando en el largo plazo, la Línea 3 juega un rol en la conectividad nacional, al poder integrarse con un futuro tren hacia el norte del país (Ancón, Chancay, Barranca).
Finalmente, el estudio muestra que los retrasos excesivos en los plazos de ejecución de obras pueden generar altos costos por los beneficios que se dejan de percibir. Por ejemplo, un retraso de 5 años en la ejecución de la obra, generaría una pérdida del 10% del impacto económico estimado, y su consecuencia en un menor crecimiento de la economía y el empleo. Cabe entonces preguntarse, no solo cuánto cuesta ejecutar la Línea 3 de Metro de Lima, ¡sino cuánto cuesto no ejecutarlo!