Editorial de Gestión. Ya es momento de que Pedro Castillo aprenda a asumir activos y pasivos.
Editorial de Gestión. Ya es momento de que Pedro Castillo aprenda a asumir activos y pasivos.

PEDRO CASTILLO. Un año después, llama la atención que el mandatario casi no haya cambiado su discurso y siga culpando a los “200 años de abandono”, al “centralismo” y a una “política de gobierno” por la falta de resultados a favor de la población. Así, el fin de semana, durante su discurso por el aniversario de Huánuco, volvió a responsabilizar al pasado y dijo “compartir la indignación” de las autoridades que se sienten atados y preocupados por no cumplir con sus promesas de campaña. En este punto, habría que preguntarse qué ha hecho o que está haciendo, en lugar de solo indignarse, para resolver la situación que atraviesa el país.

“Ha llegado el momento de gestar políticas de Estado para que las autoridades no miren sus intereses ni sus bolsillos, sino miren al pueblo”, fue parte de lo dicho ante los pobladores de Huánuco. Sin embargo, durante su primer año de gobierno ninguna de las propuestas planteadas, ni desde el Ejecutivo ni desde la bancada del gobierno en el Parlamento, se han presentado como proyectos en ese sentido.

Nadie espera que los graves problemas del país puedan resolverse en apenas un año, pero ya es momento de que Pedro Castillo aprenda a asumir activos y pasivos. El diagnóstico sobre la situación en la que se encontraba el país ya era conocido por él y todos los candidatos a la presidencia. Si bien durante los primeros meses era de esperar una crítica a sus antecesores, doce meses después ya resulta innecesaria y suena más a justificación por no saber cómo gobernar que a realidad.

Este es el momento en que el país espera de él más acción y menos excusas. A poco de presentar el segundo presupuesto elaborado por su gobierno, resulta innecesario culpar a otros de lo que no pudo hacer en este tiempo. Pero esta actitud no solo la debe tener como presidente, sino también como sujeto de investigación. Darle largas a la Fiscalía evitando responder claramente las preguntas planteadas o guardando silencio, que si bien pueden ser una estrategia legal, dan un mal ejemplo al país. No se trata de que le estén pidiendo “limpiar la corrupción los que estuvieron enlodados hace años”, se lo está pidiendo todo el país, incluidos aquellos que con sus votos en las urnas le permitieron ser presidente. Basta de evasivas.