FISCALIZACIÓN. Una de las mayores críticas a la Administración Tributaria en los últimos años ha sido que su política de fiscalización estaba siempre orientada hacia los mismos contribuyentes. Incluso se advertía que si la persona natural o la empresa eran contribuyentes pequeños era altamente probable que no sean fiscalizados por la Sunat. La entidad no contaba con la suficiente información para conocer los movimientos de la mayoría de los contribuyentes, resultándole muy costoso cuando lo intentaba hacer.
Sin embargo, desde hace algunos años, se tomó la decisión de cambiar el paradigma de la institución, apostando por la transformación digital y el uso del big data. Los primeros pasos se dieron cuando se dejaron de usar recibos por honorarios y comprobantes físicos para pasar a los electrónicos, igual que el uso de libros electrónicos y las declaraciones de planillas de trabajadores. Poco a poco, la Administración Tributaria empezó a recibir más información a partir de lo cual ha iniciado un uso inteligente de los datos que le facilitará la fiscalización ya no a los mismos contribuyentes sino a un mayor número.
Sin duda, no ha sido un trabajo sencillo. Primero, apostar por el largo plazo no es algo que caracterice al Perú y, en este caso, ha sido vital, además de incluir en la organización a matemáticos, ingenieros, físicos, analistas de datos y otros especialistas muy diferentes a contadores, abogados y economistas, todo lo que ha significado un cambio de pensamiento al interior de la institución.
Lo cierto es que ya se tienen los primeros resultados del trabajo iniciado. Así, se ha podido detectar en planes piloto los consumos con facturas electrónicas que se hacen los fines de semana, conocer los tipos de empresas que lo realizan, saber si dichos gastos son deducibles, e incluso en compras menores a S/ 400, lo cual era impensable hace algunos años. También era difícil identificar los tipos de empresa, no solo por el CIU, sino también por las compras que realiza.
Este trabajo, que recién da su primeros pasos, permitirá a futuro que la tan buscada ampliación de la base tributaria se haga realidad. Además, la Sunat podrá aplicar la gestión de riesgos ya no solo por el tamaño del contribuyente sino también por su nivel de cumplimiento, mejorando su labor de fiscalización.
Aún le queda mucho camino por recorrer a la Sunat para elevar la recaudación, pero recuperar la sensación de riesgo es un gran paso.