EMPLEO. Según el INEI, la tasa de desempleo en el país cerró en 5.7% el año pasado, influenciada por el aumento de la PEA ocupada (14.9% respecto del 2020). Ese comportamiento fue similar al mostrado por el PBI, que se incrementó principalmente por el efecto estadístico, pues la irrupción del covid-19 indujo una fuerte recesión el 2020. En tal sentido, el empleo no recuperó sus niveles previos a la pandemia.
Ese nivel de desempleo relativamente bajo –es parecido a los que muestran las economías avanzadas–, no refleja la realidad, pues el mayor problema laboral del Perú no es la falta de trabajo, sino las condiciones de precariedad que enfrenta la mayoría de trabajadores: ausencia de beneficios como vacaciones pagadas, descanso por enfermedad o maternidad, CTS, seguro previsional y seguro por actividad de riesgo, entre otros. Es la perniciosa informalidad, que a pesar de la expansión del PBI el año pasado, en lugar de disminuir, aumentó.
El empleo informal a nivel nacional subió de 72.7% el 2019 a 76.8% el 2021, la tasa más alta en once años y equivalente a 13.1 millones de personas. Los más perjudicados fueron las personas con menor grado de instrucción, las mujeres y los trabajadores de empresas de menor tamaño. ¿A qué se debe este deterioro laboral? Un factor sería la menor inversión privada, respecto de la que se tenía prevista a inicios del 2021, ante la incertidumbre política provocada por los desaciertos y la postura hostil hacia la libre empresa del actual Gobierno.
También habría que incluir el retroceso de la inversión pública a partir de octubre (hasta febrero, había caído en alrededor de 14%), programada por la anterior gestión del MEF. La construcción de infraestructura es un importante generador de empleo. El nuevo titular del MEF, Óscar Graham, ha dicho que esa tendencia se revertirá desde abril. Eso podría impulsar la contratación de personal para obras a nivel nacional, aunque otras políticas laborales promovidas desde el Ministerio de Trabajo están poniendo más trabas a la creación de empresas formales.
Con respecto a los ingresos, el INEI informa que el promedio mensual en el ámbito urbano fue S/ 1,447.7, mayor en 2.3% respecto del 2020. Pero habría que considerar la pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación (6.99% a nivel nacional), en buena parte causada por el alza del tipo de cambio. En ese caso, el ingreso se reduciría a S/ 1,353, es decir, inferior al del 2020 y muy por debajo de su nivel prepandemia. Esto no se solucionará con bonos ni hostigando a las empresas.