EXPLORACIÓN. El 2022 fue un año para el olvido. La inflación fue la más alta de los últimos 26 años en Lima y la mayor desde que se tienen registros a nivel nacional (se empezó el 2002), el PBI habría crecido menos de 3% pues perdió el paso de la recuperación que había alcanzado a inicios del 2021, la inversión privada se estancó y así por el estilo. La coyuntura internacional y los rezagos de la pandemia fueron causas importantes, aunque en el Perú la principal fue el deplorable Gobierno de Pedro Castillo –más la indiferencia del Congreso–.
Uno de los sectores más afectados por ese marasmo fue la minería metálica (la de mayor peso en el sector minería-hidrocarburos). Según estima el BCR, su producción creció 0% el 2022, aunque espera que rebote este año y avance 8.6%, siempre y cuando exista un entorno de relativa estabilidad social.
Pero un indicador que no seguirá esa ruta será la inversión minera, que el 2022 se contrajo 6%, y que para este año y el próximo el BCR proyecta caídas más pronunciadas (16.6% y 9%, respectivamente). La relación de proyectos de inversión que reseña la entidad no incluye ninguno de exploración.
Aunque la disminución de la exploración no empezó con el régimen de Castillo, sí se agravó debido al recrudecimiento de los conflictos sociales. El año pasado, las comunidades tomaron acciones más perjudiciales para la actividad y más prolongadas, como el incesante bloqueo de vías y hasta ataques incendiarios a campamentos e instalaciones. Ante este oscuro panorama, y la indiferencia del exmandatario y sus ministros mediáticos –que azuzaban los ánimos con discursos hostiles contra la iniciativa privada–, la imagen del Perú como destino de la inversión minera continuó deteriorándose. Y la fase de exploración, que es crucial y prioritaria, ha sido la más afectada.
¿Qué puede hacer el Gobierno de Dina Boluarte para revertir la situación? Si bien su mandato acabará en julio del 2024 (en teoría), podría dictar medidas para volver a impulsar la exploración minera, incluyendo una ofensiva promotora orientada a reparar la estropeada imagen del país. Pero también tendrá que acercarse a las comunidades, examinar por qué gobernadores y alcaldes no han gastado eficientemente los recursos del canon y descubrir si existen agitadores profesionales, quienes no buscan el beneficio común sino el suyo propio.
Existe un relevante rubro de capital de riesgo que apuesta por la exploración minera y que parece haber emprendido la retirada del Perú. Es preciso volver a atraerlo, porque los minerales bajo tierra no valen nada y no benefician a nadie.