DÍA DE LA MUJER. Nuevamente llega un 8 de marzo para recordar que, en el Perú, al igual que en otros países de la región, falta mucho trabajo por realizar tanto a nivel del Estado, sector privado como de la sociedad para terminar con la discriminación y las brechas de género que afectan a las mujeres. Aunque hay una gran diferencia de lo que sucedía hace más de un siglo (derecho a votar, estudiar, ser propietarias, manejar sus propios bienes, etcétera), lo cierto es que los cambios que hoy se requieren también son tan difíciles de lograr como lo fueron los anteriores.
Para poner un ejemplo. Laboralmente, las mujeres han logrado abrirse espacios, pero muchas siguen sufriendo la brecha salarial y continúan siendo las encargadas del hogar. Es decir, para muchos varones si bien es natural que sus parejas trabajen, también lo es que ellas se encarguen de las obligaciones de la casa y, cuando más, las “ayudan”. Esta situación no se puede modificar por una ley y requiere un gran trabajo de educación que no dará resultados en una sola generación.
Otro grave problema es el de la violencia, pues a pesar de la legislación existente lo cierto es que este flagelo contra las mujeres va en aumento y en todos los estratos sociales, otra muestra de que las leyes por sí solas no bastan.
Por supuesto, la actitud del actual Gobierno tampoco ayuda. La idea de apostar por un gabinete paritario no solo no existe, sino que, en cada uno de los cuatro gabinetes formados hasta hoy, varios ministros han sido denunciados por violencia familiar o han tenido comentarios y comportamientos misóginos, por decir lo menos. Las ministras tampoco han mostrado su vena feminista, pues han preferido ignorar las denuncias o pasarlas por agua tibia ofreciendo un curso de igualdad de género.
A nivel del sector privado, los avances también son pocos y lentos. Si bien una reciente edición del Ranking PAR -herramienta de medición anual de las condiciones de equidad de género de las organizaciones en Latinoamérica-, desarrollado por Aequales, muestra algunos resultados alentadores, como que un 76% de las organizaciones locales cuenta con una política de género, también deja en claro que un 40% no ha logrado trasladar esa política a un plan de acción que permita cerrar las brechas existentes. Pero lo más desalentador es que en este ranking participan apenas 233 empresas peruanas, una cifra ínfima, ya sea que se compare con el top 500 de principales empresas o las más de 15 mil compañías calificadas como principales contribuyentes. Y eso hablando solo del sector formal, pues la informalidad también es un agravante para tratar de reducir las brechas de género existentes.
Queda mucho por hacer, y mientras el tema de la equidad de género se reduzca a un día es poco lo que se podrá avanzar.