PRECIOS. Aunque la inflación de mayo (0.38% en Lima y 0.36% a nivel nacional) fue menor que la de marzo y abril –meses en que se dispararon los precios de la canasta básica de consumo–, la tasa anualizada continuó incrementándose. Así, la inflación acumulada de los últimos doce meses aumentó por cuarto mes consecutivo tanto en la capital como en el resto del país, hasta 8.09% y 8.78%, respectivamente. El BCR prevé que ese indicador comenzaría su “trayectoria decreciente” a partir de julio, o sea que faltaría poco.
Ello, según la entidad, debido al inicio de la reversión del efecto sobre la inflación (y sus expectativas) de factores como tipo de cambio y precios internacionales de combustibles y granos, y a que la actividad económica seguirá por debajo de su nivel potencial. La autoridad monetaria se refiere a la inflación anualizada en Lima, que es más baja que el promedio nacional y solo es mayor a la registrada en Cajamarca. En el resto de ciudades, la canasta básica cuesta más, incluso tres o cuatro puntos porcentuales por encima de la limeña (las más caras son Huaraz, Chachapoyas, Puerto Maldonado y Cerro de Pasco).
En mayo debió observarse el impacto de la exoneración del IGV de cinco grupos de alimentos básicos, aprobada por el Congreso luego de una metida de pata que evidenció que, cuando se trata de medidas populistas, los legisladores actúan de manera apresurada. Al parecer, el efecto fue parcial, pues unos bajaron de precio (pollo, huevos y azúcar), pero otros subieron (pan y pastas), lo que significa que no fue una solución bien pensada y que será costosa para el Tesoro Público, como también lo fue la exoneración del ISC de combustibles, dictada un mes antes. Tal como advertimos en esta columna, las medidas de ese tipo suelen tener impacto limitado. Si en abril el diésel y el GLP se abarataron (la gasolina siguió encareciéndose), en mayo solo lo hizo el GLP.
El BCR continúa elevando su tasa de interés de referencia –este mes la subió 0.5 puntos porcentuales para ubicarla en 5%– con el objetivo de mantener las expectativas inflacionarias cerca del límite superior de su rango meta (entre 1% y 3%). Y el Gobierno sigue sin tomar en serio la posibilidad de una fuerte escasez de granos, arroz y otros productos agrícolas importados y nacionales, pues solo ha atinado a decretar la compra de fertilizantes con un fondo muy inferior al requerido. Al parecer, parece más empeñado en mantener al cuestionado titular del Minagri que concentrado en las urgentes necesidades de los agricultores.