Editorial de Gestión. Le toca a Aníbal Torres y al actual ministro de Salud responder todas las dudas que su nombramiento ha generado.
Editorial de Gestión. Le toca a Aníbal Torres y al actual ministro de Salud responder todas las dudas que su nombramiento ha generado.

NUEVO MINISTRO. Esta semana se celebró la llegada del primer lote de vacunas, que ocurrió en el gobierno de Francisco Sagasti. La vacunación ha continuado, con éxito, en el gobierno de Pedro Castillo. Sin embargo, la salida de Hernando Cevallos, que ocupaba la cartera de Salud desde el inicio de este gobierno, ha generado inquietud, no solo por estar aún en medio de la tercera ola, sino sobre todo porque su reemplazo no da confianza.

Hernán Condori Machado es una designación que a 24 horas de su nombramiento ya acumula un sinnúmero de objeciones.

La menos importante de ellas es su innegable cercanía con Vladimir Cerrón, quien lo nombró director de la Red de Salud de Chanchamayo mientras fue gobernador regional. Lo cual pudo ser intrascendente, salvo que justo por su paso en esta red de salud Condori está siendo investigado por la Fiscalía Anticorrupción de La Merced por los presuntos delitos de cobro indebido y negociación incompatible en agravio del Estado. Además, la Contraloría incluyó a Hernán Condori en su informe de auditoría sobre la contratación y operatividad de un tomógrafo en el Hospital II-2 La Merced por “presunta responsabilidad administrativa”. Esto solo muestra que a pesar de las continuas recomendaciones que se le hacen al Ejecutivo respecto a elegir a personas idóneas, se sigue optando por aquellas que pueden generar, por lo menos, dudas.

Pero estas investigaciones no son la única objeción al nombramiento de Condori. Quizás la más importante es la realizada por el Colegio Médico, que está citando al actual ministro para que explique por qué ejerce como obstetra –así se publicitaba– sin tener dicha especialidad, y además para conocer si tiene abierto algún proceso ético por promover el uso de productos fraudulentos como el “agua arracimada”, asegurando que tiene propiedades saludables (un hecho, por demás, falaz).

Es decir, cuando la crisis sanitaria que vive el país requiere de hombres de ciencia que puedan disipar las dudas de la población y generar confianza, asume el ministerio una persona que prefiere recomendar sustancias sin asidero científico como si la salud de los peruanos no estuviera en juego. Le toca al flamante presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, y al actual ministro de Salud responder rápidamente todas las dudas que su nombramiento ha generado.

Sin importar la tienda política o la región del Perú a la cual pertenezcan, el país merece ministros que den la talla y estén preparados académica y moralmente para atender las necesidades de los ciudadanos. Basta ya.