Editorial de Gestión. Lo que hasta ahora se ha podido constatar en el Gobierno es un completo desinterés por el largo plazo.
Editorial de Gestión. Lo que hasta ahora se ha podido constatar en el Gobierno es un completo desinterés por el largo plazo.

COMPETITIVIDAD. El MEF ha anunciado que en julio tendrá una versión actualizada del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), que ese ministerio presentó en julio del 2019. No será la primera actualización, pues hubo una con datos al cierre del 2020. La Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex) acaba de publicar un análisis con datos al 2021. Lo que se observa en ambos estudios es la lentitud del avance.

Se podría justificar parte de la demora en la paralización de la construcción en los primeros meses de la pandemia –y a la falta de atención por el mediano y largo plazo de las autoridades de entonces–. Otro factor del retraso sería la inestabilidad política, provocada por los enfrentamientos entre Congreso y Ejecutivo, que desembocó en una vacancia presidencial, un Gobierno que duró menos de una semana, y la designación de un Gobierno de Transición, que pese al poco tiempo que tuvo, se dio tiempo para actualizar el PNIC.

En medio de estos factores sanitarios y políticos, figura como obstáculo infranqueable la ineficiencia estructural en las entidades públicas que tienen a su cargo los proyectos, desde la elaboración de estudios preliminares y de los contratos de concesión, hasta la supervisión de los avances de las obras –sin olvidar la resolución de controversias y la negociación de modificaciones a los contratos–. De ese grupo de entidades que no hacen bien su trabajo (por incapacidad o por desidia), sobresale el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). Según Comex, nueve de los 15 proyectos con problemas están en el ámbito de esa cartera.

Aunque se debe destacar el interés del MEF por actualizar el PNIC, lo que ha informado de manera escueta hace pensar que solo habrá cambios cosméticos, pero nada que permita acelerar su ejecución. Habría que preguntarse si los otros ministerios están en sintonía con el MEF, pues lo que hasta ahora se ha podido constatar en el gobierno de Pedro Castillo es un completo desinterés por el largo plazo y por elementos impulsadores del desarrollo como la competitividad (que mejora sustancialmente con infraestructura moderna).

Ese término está ausente del discurso oficial –aparentemente, para el presidente no está vinculado con “pueblo”–. En su discurso ante el Congreso, el premier Aníbal Torres lo mencionó tres veces, pero todas dentro de las generalidades que se supone son la política económica del Gobierno. Hablando del Legislativo, la competitividad tampoco figura en la agenda de ningún partido, quizás porque no entienden su trascendencia socioeconómica.