Editorial de Gestión. La estrategia oculta. Lo que parece olvidar el mandatario y su grupo cercano es que la experiencia real en el Perú es que las empresas estatales no funcionan de manera eficiente. (Foto: Presidencia)
Editorial de Gestión. La estrategia oculta. Lo que parece olvidar el mandatario y su grupo cercano es que la experiencia real en el Perú es que las empresas estatales no funcionan de manera eficiente. (Foto: Presidencia)

Minería. ¿Por qué el Gobierno de Pedro Castillo ha esperado casi dos meses a que el conflicto social en la mina Cuajone escale al punto de temer un enfrentamiento entre comuneros y trabajadores? ¿Creyó que el cierre de la válvula de la presa de Viña Blanca que dejó sin agua a 5,000 personas en el campamento podía resolverse solo con diálogo?

Recién el Consejo de Ministros acordó aprobar la declaratoria de Estado de Emergencia en la provincia de Mariscal Nieto (Moquegua). Sin embargo, queda claro que ni entre los ministros existe una postura clara de cómo actuar, pues mientras el titular de Justicia aclara que la intención es restablecer el principio de autoridad y califica de “irracional” el pedido de los comuneros, la ministra de Trabajo, más cercana al ideario de Perú Libre, dijo que solo se busca proteger la vida de las personas.

Ahora cabe preguntarse ¿el Gobierno solo actuará en Las Bambas si también hay una amenaza de enfrentamiento entre trabajadores y comuneros? Lamentablemente para el país, el comportamiento que viene teniendo el Ejecutivo genera grandes cuestionamientos y hace pensar en una estrategia oculta, como plantea el gobernador regional de Apurímac, Baltazar Lantarón, para quien Castillo quiere “crear el caos y buscar la estatización de las mineras”.

Un planteamiento que coincide con comentarios de Guido Bellido, para quien la solución a los conflictos en Cuajone y Las Bambas es la creación de una empresa nacional del cobre, una propuesta que no debe sorprender pues el ideario de Perú Libre siempre buscó “la nacionalización de nuestros recursos naturales”, lo que, por cierto, Castillo en la primera vuelta avaló.

Lo que parece olvidar el mandatario y su grupo cercano es que la experiencia real en el Perú es que las empresas estatales no funcionan de manera eficiente y por el contrario terminan siendo una bolsa de trabajo donde se contrata por amiguismo y no por calificación. Ejemplos pasados hubo muchos y hasta hoy se puede ver esa ineficiencia en Petroperú. Lo que viene sucediendo con el nombramiento de funcionarios en el Gobierno es una muestra de lo que podría pasar. Y ocurre hasta el momento sin ver las señales de cambio prometidas.

Por su parte, la oposición en el Congreso parece perdida en su propio mundo sin avanzar en el acuerdo político que requiere el país, olvidando que apenas en menos de tres meses se deberá elegir una nueva Mesa Directiva y existe un riesgo de que los congresistas que votan en función de las obras que negocian puedan modificar leyes candado ya aprobadas, lo que implica que nada puede darse por sentado. Si no actúan rápido, mañana puede ser tarde.