TURISMO. Las cifras del turismo receptivo en el Perú muestran que aún falta un largo trecho para alcanzar los niveles prepandemia. Según el Mincetur, entre enero y setiembre, llegaron 1.38 millones de turistas extranjeros, cifra que está muy por debajo de los 3.32 millones del mismo periodo del 2019. Si bien el covid-19 perjudicó al turismo en todo el mundo, el sector se ha estado reactivando gracias a la vacunación y la promoción que muchos países han emprendido. Según empresarios del sector, el promedio de arribos internacionales a nivel global está en 70% (respecto del 2019), pero en nuestro país apenas supera el 40%.
La generación de divisas muestra similar retraso: al tercer trimestre de este año, los turistas extranjeros gastaron en el país US$ 2,026 millones, muy por encima de los magros US$ 583 millones del año pasado, pero todavía lejos de los US$ 3,534 millones del mismo periodo del 2019. Habría que preguntarse por qué la recuperación está siendo tan lenta y qué podría hacerse para acelerarla.
En esta columna alertamos insistentemente, desde el 2020, que el turismo iba a requerir de medidas focalizadas, pero entre la demora en tomar decisiones y la lentitud en la aplicación de paliativos, el sector siguió hundiéndose. El FAE-Turismo, lanzado el 2020 y relanzado este año, no fue muy exitoso. En abril, el Gobierno declaró en emergencia el sector, pero las medidas que dictó son, en su mayoría, para el mediano plazo y requieren planificación y coordinación con entidades públicas y el sector privado, una tarea que el titular del Mincetur, Roberto Sánchez, tiene descuidada.
Lo que no se tomó en cuenta fue reforzar la promoción del Perú como destino turístico, pese a que figuraba en la estrategia de reactivación aprobada por el Gobierno de Sagasti. No se conoce de campañas que hayan buscado mantener el posicionamiento del país –mientras que mercados competidores implementaron campañas muy agresivas desde el año pasado–, mucho menos de activaciones para promover segmentos que tras la pandemia adquirieron mayor interés, como el turismo de naturaleza y el de aventura.
Por ejemplo, la influyente lista de 52 lugares para visitar de The New York Times, que este año renovó sus criterios para adecuarlos al mundo pospandemia, no incluyó ningún sitio peruano. Si bien Condé Nast Traveller acaba de considerar a Ollantaytambo en su lista de 23 sitios para visitar el 2023, lo que se constata es que nuestra oferta turística no varía. Pero para ampliarla, no basta con tener emprendedores visionarios si el Estado no comparte su entusiasmo.