CRISIS. Al pésimo manejo que el Gobierno tiene para elegir a los mejores profesionales tanto dentro del Gabinete como en los más altos cargos del Estado (lo que se traduce en cuatro gabinetes en apenas ocho meses, y 46 ministros que han pasado por el Gobierno), ahora se suma la incapacidad para poder hacer frente a las paralizaciones que se replican a lo largo y ancho del país.
Ya no son solo los bloqueos en el corredor minero, que Castillo incluso justificaba y hasta azuzaba para presionar a las empresas del sector. A ellos ahora se suman las protestas y los cierres en la Panamericana y la Carretera Central, las cuales terminan perjudicando a toda la población, no solo porque impiden el libre tránsito, sino porque cortan las rutas de abastecimiento de diversas ciudades del país, lo que inevitablemente se traduce en un incremento de precios, convirtiéndose en un círculo vicioso.
“Respetamos el derecho a huelga de los transportistas, pero ni ellos ni nadie pueden bloquear las carreteras”, dijo la PCM a través de un tuit. Sin embargo, ha creado una “comisión de diálogo” incluso antes de tener el compromiso de que levantarán el bloqueo y sin establecer ninguna medida de coerción que le permite la ley para asegurar el libre tránsito de la población. Es más, el mandatario indirectamente ha validado los bloqueos al decir que también había usado esas medidas: “Venimos de esos espacios que hemos tomado muchas veces para que las autoridades nos escuchen”.
Estas decisiones dejan en claro por qué en la práctica el Gobierno actual está destruyendo el Estado y la anarquía está imperando. Los reclamos pueden ser válidos –por ejemplo, la Red de Ollas Comunes está pidiendo un incremento en su presupuesto que ha sido reducido de 99 millones a 54 millones de soles–, pero si el Gobierno no sabe atenderlos preventivamente escalan a niveles que afectan a todo el país.
Lamentablemente para el actual Gobierno, durante las últimas décadas los peruanos han asumido que política y economía marchaban por cuerdas separadas, lo que implicaba que, aunque hubiera momentos de crisis política, la economía no se vería tan afectada. Sin embargo, esta situación cambió, y ahora sí afecta el ámbito económico, como lo demuestra la caída de las calificaciones de S&P, Fitch y Moody’s . La decisión de no tener firmeza frente al bloqueo de carreteras no solo aumenta la presión sobre los precios derivada inicialmente de la guerra iniciada por Rusia en Ucrania, sino que aumenta el descontento de la población, incluso en las regiones donde Pedro Castillo tenía apoyo. La consecuencia será menor estabilidad de su mandato, salvo que el objetivo del Gobierno sea destruir el Estado y ganar a río revuelto con la anarquía.