CUESTIÓN DE CONFIANZA. El permanente enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo resulta innegable y la presentación de la cuestión de confianza el día de ayer por parte del premier Aníbal Torres es una muestra más del mismo. Sin embargo, el comportamiento de los legisladores en el pleno deja en evidencia que la mayoría está mirando solamente el árbol y no el bosque, es decir, da la impresión que no está leyendo adecuadamente el comportamiento del Gobierno.
Así, para la oposición resulta claro que este pedido de confianza es inadmisible, pues pide aprobar una norma cuyo único objetivo es derogar una ley aprobada por el Congreso, y que aún está siendo analizada en el Tribunal Constitucional, a pedido del Ejecutivo. Es decir, es una injerencia directa respecto a la labor propia del Parlamento. El premier, por su parte, ha dejado en claro que no aceptar el pedido es equivalente a rehusarse y ellos lo entenderán como una confianza negada, por lo que sería la primera negativa del Parlamento, quedando a solo un paso de que el Congreso pudiera ser cerrado.
Sin embargo, la pregunta que corresponde que se haga el Parlamento e incluso el país es: ¿Qué está buscando el Gobierno? ¿Quiere cerrar el Congreso? ¿Está buscando que el Parlamento entre en debates interminables, con declaraciones fuera de lugar a pocos días de la llegada de la misión de la OEA? ¿Desean desviar el debate nacional y usan este pedido como una “cortina de humo”?
Resulta importante que los parlamentarios empiecen a valorar las acciones del Gobierno como movimientos de ajedrez, es decir, evaluando no solo el movimiento realizado, sino por lo menos cuatro jugadas posteriores, de lo contrario, a pesar de todo lo que puedan declarar, siempre terminarán descuadrados frente a las acciones del Gobierno. No es la primera vez que esto sucede, ya ha ocurrido frente a los fallidos pedidos de vacancia presentados por la oposición y que no lograron los votos necesarios, a pesar de las denuncias existentes o los intentos de censura a algunos ministros que quedaron en el aire, por poner solo algunos ejemplos.
Flaco favor se hace el Parlamento al seguirle el juego al Gobierno en lugar de concentrarse en su labor legislativa y dejar cualquier situación que pudiera generar un “conflicto de competencias” en manos del Tribunal Constitucional. Dado que la votación del pedido de confianza se ha postergado hasta la próxima semana, los parlamentarios deberían tener tiempo de tomar una decisión con cabeza fría.