ALIMENTACIÓN. El Gobierno ha recurrido a la distracción de la población para ocultar su incapacidad de solucionar los problemas, creados o agravados por su inoperancia. Desde los coloridos mítines proselitistas mal llamados “Consejos de Ministros”, pasando por las declaratorias de emergencia –como si fuesen una cura milagrosa–, hasta los anuncios que buscan generar polémica, como la eliminación del uso de mascarillas en espacios públicos y la propuesta (léase exigencia) de una Asamblea Constituyente.
Pero los problemas siguen y seguirán acumulándose. Uno de los que tendrán muy serias consecuencias es la prevista escasez de productos agrícolas básicos, como papa, arroz y maíz, cuya producción podría caer entre 20% y 40%, debido al desabastecimiento de fertilizantes, cuyo principal insumo es la urea, según ha alertado Eduardo Zegarra, investigador de Grade. El 70% de las importaciones peruanas de este compuesto proviene de Rusia, que hoy está sujeta a sanciones económicas internacionales a raíz de su agresión contra Ucrania.
Es decir, se trata del impacto de un evento exógeno –el mismo que ha encarecido combustibles y granos–, del que se sabe hace más de un mes, pero que Pedro Castillo, sus ministros y demás colaboradores cercanos no parecen estar tomando en serio. ¿Qué se ha hecho para mitigar el efecto? Pues el agro ha sido declarado en emergencia, los mítines continúan ofreciendo espectáculo y se ha vuelto a hablar con ardor de una “segunda reforma agraria”. Pero nada de esto resolverá la venidera carencia de dichos alimentos básicos y la consiguiente caída de ingresos de quienes los cultivan. En otras palabras, a falta de medidas preventivas y oportunas, el Gobierno está dando circo.
Castillo se autodescribe como un presidente “rural”, así que habría que suponer que sabe que los fertilizantes son clave en el agro y que el retraso en las siembras no puede ser muy prolongado, porque influyen factores climáticos y geográficos (la campaña agrícola arranca en agosto). La solución parece sencilla: apoyar a los agricultores en la búsqueda de proveedores alternativos de urea, aunque habría que pagar mayores precios porque se tendría que competir con muchos países, pero dado que el Gobierno reacciona mal y tarde, quizás recién se entere cuando los afectados comiencen a protestar y bloquear carreteras.
Sin embargo, si se está dejando que la situación siga empeorando a fin de crear caos para culpar al modelo económico y justificar los objetivos del “ideario” del partido oficialista, el tiro podría salir por la culata.