Los vecinos de Villa María del Triunfo se verán afectados con el corte del servicio este martes 19. (Foto: GEC)
Los vecinos de Villa María del Triunfo se verán afectados con el corte del servicio este martes 19. (Foto: GEC)

DíA DEL AGUA. En promedio, el 90.2% de peruanos tiene acceso a agua por red pública, pero el 84.8% la tiene dentro de su vivienda, el 4% la tiene fuera de la vivienda, pero dentro de la edificación, y el 1.5% tiene acceso por pilón de uso público. Esta cifra promedio esconde que el acceso al agua es mayor en la zona urbana que la rural (95% contra 73.4%) y que solo seis departamentos consumen agua con un nivel aceptable de cloro.

El acceso no es sencillo. Si bien el agua es un recurso natural, el cambio climático genera que sea un bien escaso. En el caso peruano las ciudades con mayor densidad poblacional y más industrializadas se encuentran en la costa, una zona árida y con muy pocos recursos hídricos. Los costos de la potabilización son altos y parece que nadie quiere entenderlo ni a nivel familiar ni a nivel industrial.

Para lograr cambios se requiere avanzar en los proyectos de inversión que buscan mayores recursos hídricos, como utilizar las lluvias o desalinizar agua de mar o los más avanzados como las Obras de Cabecera y Conducción para el Abastecimiento de Agua para Lima (con una inversión estimada de US$ 600 millones) o el proyecto de Sistema de Tratamiento de Aguas Residuales de la cuenca del Lago Titicaca (S/ 863 millones de inversión) que debería adjudicarse en abril.

Pero también es necesario ajustar lo que se paga por el servicio y en ese sentido es positivo que el ministro de Vivienda, Carlos Bruce, se haya mostrado a favor del sinceramiento de la tarifa de agua en el país, pues eso les permitirá a las empresas prestadoras de servicios de saneamiento (EPS) cubrir los costos de operación, mantenimiento y reposición de infraestructura. Sunass ya anunció que en mayo deberían aprobarse 12 nuevos estudios tarifarios.

Este sinceramiento debe ir acompañado de una seria supervisión a las empresas prestadoras. En el caso específico de Lima, lo ocurrido hace unos meses en San Juan de Lurigancho debe obligar a evaluar la situación de Sedapal y, en un debate sin apasionamientos, ver nuevamente la conveniencia de permitir o no que sea concesionada en todo o en parte de los servicios que presta, pues no es posible que siga funcionando como hasta ahora.

Si no generamos cambios no habrá nada que celebrar en el Día del Agua.